08 junio 2008

De Ouarzazate a Erg Chebbi, marzo 2008

Este es el relato de un viaje muy atractivo por el sur de Marruecos durante el mes de marzo de 2008. No teníamos muy claro nuestro destino, salvo que queríamos ir al desierto, y después de consultar guías, preguntar a algunos amigos y, sobre todo, navegar por varios foros de viajes, le dimos forma a nuestro itinerario definitivo. Sólo nos faltaba confirmar el modo de transporte y, aunque la idea inicial era alquilar un coche, acabamos por contratar los servicios de un guía y estamos muy satisfechos de haberlo hecho así. Lo hicimos por internet, teniendo como única referencia los comentarios leídos en un foro y la verdad es que teníamos ciertos reparos ante la idea de pasar tantas horas con una persona de la que apenas sabíamos nada, pero la experiencia ha sido totalmente positiva y estamos seguros de que a muchos de los lugares en los que estuvimos no habríamos llegado por nuestra cuenta. Y la comodidad de poder disfrutar de los paisajes sin tener que preocuparse por conducir también es un punto a considerar.

Nuestro itinerario
Jueves, 13. Madrid – Casablanca – Ouarzazate - Ait Benhaddou
Viernes, 14. Ait Benhaddou - Ouarzazate – Sekoura – Valle de las Rosas - Kelaa Mguna –Ait oudinar
Sábado, 15. Ait oudinar - Garganta del Dadès – Gargantas del Todra – Hassi Labied (Merzouga)
Domingo, 16. Hassi Labied – Rissani - Dunas de Erg Chebbi
Lunes, 17. Dunas de Erg Chebbi - Hassi Labied – Alnif – Tazarine - Zagora
Martes, 18. Zagora – Agdez - Ouarzazate
Miércoles, 19. Ouarzazate – Casablanca – Madrid


De Ouarzazate a Merzouga: 370km

Presupuesto aproximado (por persona)
Avión: 180 €
Guía (incluido todo terreno con combustible, 2 noches de hotel y 1 en jaima, en media pensión, dromedarios y traslados desde y al aeropuerto): 450 €
Alojamiento (3 noches en media pensión, reservadas por nuestra cuenta): 125 €
Comida: 75 €
Total: 830 €

Precios
En general resulta barato. Se puede comer decentemente entre 10 y 15 € y no es difícil encontrar alojamientos en los que la habitación doble, en régimen de media pensión, sale por unos 60 € (2 personas).
El combustible es mucho más barato que en el norte de Marruecos y también más barato que en España. La gasolina está a 10’43 dirhams (0’92 €) y el gasóleo a 7’40 (0’65 €).

Comidas
La comida, en general, es buena, aunque poco variada. Sopas o ensaladas para empezar, El tajin es el plato más socorrido, una especie de guiso que puede ser de ternera, cordero, pescado. El cuscús es el otro plato que se encuentra en todas las cartas. Los pinchos morunos también son bastante socorridos. A modo de pan, unas tortas que suelen estar bastante buenas. Como postre, indiscutiblemente, naranjas: peladas o sin pelar, con canela, con aceite..

Cambio
Es mucho mejor cambiar en Marruecos. En los bancos españoles nos ofrecían poco más de 10 dirham por euro, mientras que allí se cambiaba a unos 11’25 dirham por euro. Pagando con VISA se suele obtener incluso mejor cambio. En las ciudades más pobladas aceptan euros en la mayoría de hoteles, restaurantes y tiendas turísticas, pero si te mueves por zonas poco turísticas hay muchos sitios en los que solo se aceptan dírhams.

Compras
Hay un pequeño zoco en Ait Benhandou y en Ouarzazate en el que se puede encontrar un poco de todo: cerámica, utensilios bereberes o saharauis de todo tipo, alfombras, kilims, objetos de bronce… La verdad es que hay muchas cosas atractivas. Es inevitable el regateo, pero la presión es mucho menor que en el norte de Marruecos, y especialmente que en Marrakech y también mucho más barato.
En Rissani se pueden comprar todo tipo de objetos relacionados con los fósiles, desde platos o lámparas hasta lavabos y fuentes. Algunos bonitos y otros un tanto horteras. En Société Frères OUHADDOU, rue Merzouga, 13, se puede observar todo el proceso seguido en la fabricación. Pero, para quién esté interesado en el mundo de los fósiles, el lugar es Alnif. Hay un sinfín de tiendas con fósiles de todos los tipos y tamaños, con mucha más variedad que en Rissani y en estado más natural. Y mucho más barato. Incluso si no te interesa este mundo se encuentran cosas realmente atractivas. Una tienda a visitar es la de Mohand Ihmadi (trilobitesihmadi@yahoo.fr), un amable y apasionado geólogo que no te dejará abandonar su tienda sin explicarte el nombre, la época y la procedencia de cada pieza que compres, por insignificante que sea, además de facilitarte un folleto con esta información.
Tamgroute es un pueblo de artesanos de una bonita cerámica característica de esa zona.
Se pueden encontrar también interesantes piezas de cobre en muchos sitios. Hay unos astrolabios preciosos, con muchos años de antigüedad, según decían, pero a unos precios un tanto elevados (a partir de 500€). En Zagora, en el centro del pueblo, en la calle principal, hay un anticuario que tiene cosas preciosas.
Los turbantes y otras prendas de ropa que venden en zonas turísticas se pueden encontrar a mejor precio en tiendas locales, por ejemplo en Rissani.

Carreteras
En general son buenas. El itinerario principal señalado en el mapa anterior se puede hacer sin necesidad de un todo terreno. Pero hay muchas pistas que permiten llegar a lugares de gran belleza inaccesibles con un coche normal. Desde luego es muy recomendable un todo terreno.

Alquiler de coches
En Ouarzazate, en la ciudad o en el mismo aeropuerto, hay posibilidad de alquilar todo tipo de coches, con las principales compañías o con compañías locales, un poco más baratas. De todas formas los precios son muchísimo más altos que el que nosotros conseguimos con el guía. En una de las agencias locales, el alquiler de un todo terreno, tipo Chevrolet o Toyota, costaba 10.000 Dirhams por una semana (unos 900 €), lo mismo que nos costó a nosotros por 6 días, incluyendo el combustible, el guía y alojamiento en media pensión durante 3 días. El precio por incluir un conductor era de 300 Dirhams diarios.

Climatología
En general tuvimos muy buena temperatura para viajar. Sólo en la zona de las dunas hizo bastante calor un día (rondando los 30º) aunque por la noche la temperatura era inferior a los 10º. Los demás días estuvimos entre los 8 ó 9º de alguna noche a poco más de 20º durante el día, con bastantes nubes e incluso alguna lluvia.

Idioma
Son idiomas oficiales el árabe y el francés. En zonas turísticas también puedes entenderte en inglés, e incluso en muchos hoteles, restaurantes y tiendas de recuerdos puedes encontrar quién se desenvuelva en español.
Mucha gente habla bereber. Resulta sumamente difícil, porque además hay variantes según las zonas geográficas, en el norte se habla el Tarifiyte y en el sur el Tachalhiyte, y hay muchos dialectos locales. Desde hace poco tiempo se está introduciendo el estudio del bereber en la escuela, pero es otro bereber diferente, el Tamazighte. Hemos visto varias pintadas con el símbolo bereber y también un periódico en el que se reivindica el uso del bereber. Para ayudar en su lectura, muchas de las palabras aparecen entre paréntesis traducidas al francés y además hay un pequeño cuadro con las indicaciones básicas acerca de cómo leer y pronunciar las palabras.
Esto es un vocabulario mínimo en bereber, que Mustafá nos fue facilitando a lo largo del viaje:
Labas? = ¿Qué tal?; Labas hamdoulah = Bien; Saha= Gracias; Saha kigan= Muchas gracias;
Lachokr alawajib= De nada ; Sbah ljik= Buenos días; Laila saida= Buenas noches; Lahanik= Adiós; Dakmterigh= Te quiero

Direcciones útiles
http://www.destinationmaroc.com/liste.cfm
http://www.hotelmaroc.com/es-home.html
http://darmouna.com/
http://www.riad-lamane.com/
http://www.alielcojo.com/albergue.htm

Guías (hablan español)
Omar: ammaranaam@hotmail.com
Mustafá: boudnib.tours@gmail.com (Amable, conocedor de la zona y de las gentes y dispuesto a ayudar en todo lo que pueda. Habla perfectamente español. Totalmente recomendable)

A lo largo del relato pormenorizado se recogen algunas otras direcciones útiles.


Nuestro viaje, día a día

Jueves, 13 Marzo 2008. Madrid-Casablanca-Ouarzazate
Desde Sevilla nos desplazamos en coche hasta Madrid porque queríamos continuar viaje desde allí después de regresar. Para dejar el coche encontramos una opción muy buena, a través de una empresa de compra-venta de coches (http://www.lomcar.es/, tfno. 91 329 20 24) que facilita sus instalaciones como aparcamiento a muy buen precio, 5€ por día. Está muy cerquita de la T1 y además se encargan de llevarte al aeropuerto y recogerte. Salimos a las 14:30 en un vuelo de esayjet con destino a Casablanca (120 € i/v), con un retraso de 30 minutos que no hacía peligrar nuestro enlace con destino a Ouarzazate, previsto para las 16:30 con Royal Air Maroc (60 € i/v). Sin embargo, 15 minutos antes de la salida, cuando ya nos esperaba un autobús para llevarnos al avión, debido a que solo eramos 10 pasajeros, suspendieron el vuelo y tuvimos que esperar hasta la próxima salida a las 23:00 horas. Para compensarnos nos ofrecieron trasladarnos a un hotel próximo al aeropuerto, feo e impersonal, donde nos dieron una habitación y una cena malísima. Ni siquiera nos permitieron hacer una llamada gratis a nuestro guía que nos esperaba en Ouarzazate desde hacía bastante tiempo y que, por cierto, para sorpresa nuestra estaba muy tranquilo, conocedor ya de la suspensión del vuelo, algo muy habitual en ese vuelo, según nos dijo, cuando no es temporada alta o fin de semana. Así que tenedlo en cuenta, porque para nosotros fue una faena ya que habíamos desechado un vuelo Madrid-Casablanca que llegaba a las 22:00 horas para aprovechar la tarde y cenar tranquilamente en Ait Benhandou. Presentamos una reclamación, pero, a pesar de que nos aseguraron que teníamos derecho a una indemnización y que tendríamos respuesta en un plazo prudente, más de 2 meses después aún no se han puesto en contacto con nosotros.
Finalmente llegamos a Ouarzazate y allí nos esperaban Omar y Mustafá. Aunque inicialmente habíamos contactado con Omar, como el tenía los días de nuestro viaje ya comprometidos, nos puso en contacto con su primo Mustafá, que sería nuestro acompañante durante los próximos días.
Llegamos al riad “Dar Mouna” (67 € A.D. 2 pax), en Ait benhaddou, ya cansados y sin ver nada del precioso entorno con que nos encontraríamos a la mañana siguiente al abrir las ventanas de nuestra habitación.

Viernes, 14 Marzo 2008. Ait benhaddou – Ait oudinar (180 km)
Ait benhaddou
es un sitio realmente encantador, y las vistas desde la terraza del riad son únicas, con la kasbah justo enfrente, al otro lado del pequeño río que hay que cruzar saltando sobre unos sacos de tierra. Es tal el mimetismo del conjunto con el entorno que apenas se distinguen las casas de la tierra rojiza. El riad, muy bonito y sin grandes alardes, resulta muy acogedor. Muy limpio y con un personal muy atento y correcto.
Un buen desayuno y antes de las 9 ya salíamos hacia la kasbah. Antes se pasa por un pequeño zoco muy agradable en el que es casi inevitable pararse a charlar con alguno de los vendedores que te saludan a la puerta de sus negocios. Casi todos son muy amables y, aún sabiendo que su fin último es venderte algo, es difícil no acabar entrando en alguna tienda “solo para mirar” y salir con alguna bolsa en la mano. También a la entrada de la kasbah te asaltarán chiquillos y no tan chicos que se ofrecen para acompañarte. Es casi obligado que alguno te acompañe porque si no no te dejan en paz. No es mala idea negociar que propina le darás para evitar malos rollos. A nosotros casi nos exigían 5 € por persona, lo que nos pareció excesivo, además de haber dejado ya algún euro por la visita de alguna antigua vivienda supuestamente privada. El paseo por la kasbah es precioso con unas maravillosas vistas y tuvimos la suerte de visitarla prácticamente solos lo que te permite trasladarte en el tiempo y disfrutarla sin agobios. Es importante evitar la visita en días de mucho turismo porque es un lugar pequeño con callejones estrechos y el mogollón desvirtúa mucho la estancia.
Aquí se rodaron escenas de películas como “Lawrence de Arabia” y aún se conserva parte del decorado que se construyó para la película. También se puede ver el lugar donde se rodó alguna escena de Gladiator, aunque el decorado se destruyó por exigencia de la UNESCO, ya que la kasbah es Patrimonio de la Humanidad desde 1987.
De vuelta al hotel, a las 10:30, nos esperaba nuestro gúia, Mustafá, al que le acompañaba Hassan que sería nuestro chófer en los próximos días.
De camino a Ouarzazate, pasamos por delante de unos estudios de cine en los que se rodaron numerosas películas (La Joya del Nilo, Cleopatra..). Ouarzazate es la ciudad más grande de la zona en la que hay todo tipo de servicios, aunque no tiene un atractivo especial. Hay también una kasbah, pero no tan bonita como la de Ait Benhaddou. Allí paramos para comprar dírhams y continuamos nuestro camino en dirección al valle del Dadès. Nuestra primera parada fue en la kasbah de Amrhidil. Mucho menos visitada que la de Ait Benhaddou también tiene mucho encanto, en el borde de un gran palmeral. A diferencia de la anterior, con estructura de un pequeño pueblo, esta es una única construcción, en la que se conservan diferentes elementos de la vida cotidiana bereber. Nos acompañó en la visita la persona que la atiende y que nos la mostró como si recibiese a unos amigos a los que muestra su casa. Después un té y una pequeña charla antes de partir.
A eso de la 1 llegamos a Kelaa M’Gouna en donde paramos para comer. Es la cabecera del valle de las rosas, por el que pasábamos desde varios kilómetros antes. Aquí todo gira en torno a las rosas. La estructura del pueblo recuerda vagamente los poblados del oeste americano, con una gran calle principal y multitud de locales comerciales a ambos lados en casas de muy sencilla construcción con un máximo de una planta de altura. Rosas secas, cremas, champús, colonias… Son tiendas locales, no pensadas para el turismo, y se agradece..
Comimos en la terraza de uno de los restaurantes de la calle principal. Unas buenas aceitunas de aperitivo nos hicieron echar en falta una cerveza que aquí no servían, como en casi ninguno de los restaurantes en que comeríamos. Sabedores de esto, nos habíamos provisto de una pequeña nevera portátil que, junto con unas latas de cerveza, se nos olvidó en la nevera del riad. La comida continuó con una buena ensalada y pinchos morunos que se preparaban en unas pequeñas parrillas en la propia terraza. De postre, el que ya sería casi una constante en los próximos días, naranja con canela. Una comida aceptable por unos 12 €.
Poco después de dejar el pueblo, abandonamos la carretera para adentrarnos en una pista que poco a poco nos metía en plena montaña, en los montes de M’Gouna. El paisaje es cada vez más árido y el color rojizo se va tornando en unos tonos casi negros. En pocos minutos ya no se divisa ningún tipo de construcción y la carretera asciende serpenteando entre multitud de piedras. A lo lejos se divisan unas pequeñas figuras humanas y Mustafá nos dice que son niños de alguna de las familias de pastores de cabras de la zona, algunos de ellos viven en auténticas chozas escavadas en la tierra. Cuando llegamos casi a la cima del puerto por el que transitamos nos paramos para disfrutar del maravilloso panorama y de un silencio absoluto.
Pocos kilómetros después pasábamos por una aldea en la que nos cruzamos con los niños que salían de la escuela, escena que se repetiría con frecuencia en los siguientes días, a todas horas nos encontramos niños que iban o venían de la escuela. Mustafá saludaba a todo el mundo desde el coche, “labas?” (¿qué tal?) gritaba, como si conociera a cada persona con la que nos encontrábamos y siem pre recibía un respuesta amable y una sonrisa. A partir de aquí el camino se hacía por veces casi intransitable, incluso para un todo terreno, hasta que de nuevo el paisaje se suavizaba y poco a poco llegábamos al valle del Dades y después de una parada para disfrutar de una vista del valle y de las curiosas formaciones rocosas conocidas con el descriptivo nombre de “dedos de mono” alcanzamos nuestro destino por este día, “Le Riad des Vieilles Charrues” en Ait oudinar.
Es un sencillo hotel muy agradable con 6 ó 7 habitaciones, todas ellas con chimenea (lástima que la nuestra no tiraba demasiado bien) y con una terraza con preciosas vistas del valle. Antes de cenar, un paseo por el pueblecito, casi a oscuras, nos llevó hasta un locutorio desde donde aprovechamos para hacer una llamada a España (unos 5 minutos por muy pocos dirhams). Nos llamó la atención el ver que casi todas las mujeres llevaban una especie de velo blanco sobre sus ropas y Mustafá nos aclararía que en cada pueblo de la zona las mujeres se ponían ese velo que cambiaba de color de unos a otros. De vuelta al riad nos encontramos con la sorpresa de que aquí si servían cerveza y vino (10 € una botella de un aceptable vino marroquí). Durante la cena, junto a un buen fuego que se agradecía, Said Naim, el dueño, un bereber orgulloso de serlo, hospitalario y simpático, nos habló de cómo casi todos sus amigos y familiares se habían ido a trabajar a Europa, y de lo feliz que el era allí, en su tierra, con sus gentes. Es músico y eso tiene relación con el curioso nombre del riad, coincidente con un famoso festival musical bretón. Aquí aprendimos nuestras primeras palabras en bereber de la mano de Rashid, un amable empleado del riad. Saha, Rahid.

Sábado, 15 Marzo 2008. Ait oudinar – Hassi Labied (200 km)
Volvimos a la carretera principal que retomamos en Boumalne Dadès. A la salida del pueblo paramos en una zona donde un intenso color verde contrastaba con los tonos ocres del entorno. Son una serie de pequeñas parcelas distribuidas por familias, con turnos de aguar para riego, en los que se cultivan, sobre todo, cereales y frutales. En Tineghir nos detuvimos para comprar ce rveza y vino en la única tienda en la que se podía hacer en muchos kilómetros a la redonda. Es un pintoresco lugar del Marruecos profundo, que recordaba a la España de los años 60, con un montón de comercios de todo tipo, entre los que abundaban los talleres, droguerías y ferreterías. También había, como en todos los pueblos en que estuvimos, muchos locutorios de teléfono y varios “ciber”, muy baratos. Aquí intentamos comprar una nevera portátil, pero no había, así que nos apañamos un cacharro de alumninio, de hacer el cuscús que, lleno de hielo, nos permitió tomarnos unas cervezas fresquísimas en los próximos días. De nuevo abandonamos la carretera principal para dirigirnos a las Gargantas del Todhra. Al salir del pueblo, de nuevo entre un montón de adolescentes que salían de un instituto, adelantamos un autobús repleto de personas que se apiñaban, sentados o de pie, dentro, o tumbados en la baca, con muchos kilómetros por delante, según nos contó Mustafá. La carretera va ascendiendo y las montañas aparecen cada vez más próximas hasta que de repente parecen engullir los coches y te encuentras en un desfiladero entre unas enormes paredes de piedra de más de 300 metros de altura. Nos bajamos del coche para recorrer el desfiladero a pie, por la pequeña carretera que discurre al lado de un río con una fuerte corriente. Algunos niños intentaban vendernos figuritas de animales hechas con hojas de alguna planta. El sistema de venta es muy curioso, si dices que no quieres, te colocan la figura sobre el pecho que se engancha en la ropa y si la coges para devolvérsela ellos dicen que no la quieren, que les des alguna moneda.. Al final del desfiladero hay 2 o 3 restaurantes y comimos en uno de ellos, el Hotel Restaurant Les Roches. Aunque es bastante grande, preparado para acoger grandes grupos de turistas, el comedor resulta acogedor, con una decoración de estilo árabe, y la comida está buena (12 €).
De nuevo en la carretera de Erfoud, en dirección a Tinejedad, circulamos por una zona llana, con muchas rectas, y con impresionantes montañas a lo lejos, a ambos lados. En nuestro camino encontramos alguna jaima de beduinos, reconocibles por su color blanco, nos hace saber Mustafá, y, poco antes de Jorf, un pastor que cuida un rebaño de dromedarios llama nuestra atención y nos paramos un ratito para disfrutar del lugar mientras Mustafá y Hassan charlan con él. Poco después pasamos por Erfoud, en donde nos resultó chocante la vestimenta de las mujeres, totalmente vestidas de negro y cubiertas, sin que apenas se les viesen los ojos, algo que no ocurría en ninguno de los lugares en que habíamos estado hasta el momento.
Con Hassan y Mustafá Ya en Rissani, nos dirigimos a casa de un amigo de Mustafá que se dedica a trabajar los fósiles. Campo a través, por una enorme llanura, llegamos al lugar donde trabaja y en la misma puerta pudimos ver algunas rocas en el suelo, en estado natural, con un montón de fósiles incrustados. Cerca de allí estaba su casa, pero no él, así que nos sentamos un rato en el agradable porche disfrutando del paisaje y del atardecer, además de unas cervezas fresquísimas de nuestra particular nevera portátil. Siguiendo campo a través, unos cuantos kilómetros después llegamos al albergue de Ali el Cojo, en Hassi Labied, un personaje muy conocido en la zona, familia de nuestro guía.
Es un hotel sencillo, pero dotado de todo tipo de comodidades básicas. Las habitaciones, con una decoración mínima, son bastante amplias y confortables. Se disponen en una construcción de planta baja, alrededor de una piscina. El personal es amable y siempre dispuesto a ayudar. El hotel es lugar de parada de casi todos los españoles que pasan por la zona, con lo que ello tiene de bueno y de malo. Allí se concentran gran cantidad de 4x4 y moteros. Al anochecer, junto al fuego, suenan los tambores en manos del personal del hotel y de los visitantes que se animen. Antes de cenar, Mustafá nos pide que le acompañemos a casa de su tía y allí, con ella y varios hijos y sobrinos que veían la tele tomamos un té y charlamos un rato. Una de las chicas se ofreció a hacernos un tatuaje con genna, a lo que accedimos gustosos. Durante la cena, con platos muy abundantes, estábamos solos en un gran comedor. La verdad es que el hecho de iniciar nuestro viaje unos días antes del inicio de la Semana Santa nos permitió disfrutar en todas partes de una tranquilidad que se vería rota pocos días después con la llegada masiva de mucho turismo, españoles en gran parte.

Domingo, 16 Marzo 2008. Ait oudinar – Dunas Erg Chebbi
Después de un buen desayuno al aire libre disfrutando de unas maravillosas vistas de las dunas, que cambiaban de color a medida que los rayos de sol las alcanzaban desde distintos ángulos, con Hassan al volante, nos subimos con Mustafá y un sobrinillo de Ali en la baca del todo terreno y comenzó nuestro viaje hacia las dunas. La pista apenas se distingue, todo son grandes espacios abiertos bordeados por las impresionantes dunas de arena a nuestra derecha. Pasamos por el lago Jasmine y después nos detuvimos en un oasis, para pasear entre las palmeras al borde de un pequeño riachuelo, junto al que se levantaban algunas de las pocas construcciones que encontramos durante toda la mañana. Desde algunas jaimas salían niños a saludarnos a nuestro paso, siempre con una sonrisa. Fueron unas horas en las que la sensación de libertad era total, en que por un rato podías sentirte fuera del mundo, solos en medio de nada, solo tierra y arena, formando un precioso paisaje..
Nos dirigimos luego al mercado de Rissani. Imposible no retroceder en el tiempo muchos, muchos años. Verduras, frutas, especies y todo tipo de alimentos. Más allá cabras, ovejas, vacas (muy pequeñas) y muchísimos burros en la plaza de los burros, un animal muy utilizado aquí. El pueblo es un sinfín de pequeños comercios, también aquí muchos talleres y ferreterías. Y mucha gente en la calle.
Hassan nos invitó a comer en su casa, en una aldea en la que ya solo quedan 2 vecinos. Es una modesta construcción, muy acogedora, que el mismo levantó. A la sombra de la casa, sobre unas alfombras comimos una especie de empanadas, riquísimas, que habían preparado su mujer y su madre. Una fresquísima cerveza de nuestra nevera-cuscús fue el complemento perfecto en un día caluroso. Mientras tomábamos un té con toda la familia de Hassan llegaron a la casa en un 4x4 una pareja de españoles que los habían conocido años atrás y les traían ropa y algunos otros artículos para todos ellos.
A última hora de la tarde llegamos al albergue para enseguida, en compañía de Hassan, iniciar nuestro recorrido en dromedario hacia las dunas de Erg Chebbi, donde pasaríamos la noche. El paseo es inolvidable. De nuevo solos, poco a poco nos íbamos adentrando entre las dunas hasta sólo ver arena a nuestro alrededor, con tonos mostaza a lo lejos, ocre más cerca de nosotros y unos tonos grises si volvías la vista atrás. Los rayos de sol desaparecían y reaparecían en función de nuestras bajadas y subidas por la arena, contribuyendo al espectáculo de colores. El silencio es absoluto. Las sombras alargadas de los dromedarios son nuestros únicos acompañantes. Una hora y media después llegamos al campamento donde se disponen varias jaimas que pertenecen a los diferentes albergues de la zona. Nos mostraron la nuestra, unas colchonetas sobre alfombras en la arena, muy cómodas y con unas mantas pesadísimas que impedían que las traspasara el frio que hacia por la noche. Antes de cenar, subimos por la duna para disfrutar de la puesta del sol. Mientras, Hassan ya había preparado un estupendo cuscús en la rudimentaria cocina allí habilitada, del que dimos buena cuenta, con el vino marroquí que nosotros habíamos comprado, en la jaima habilitada como comedor, con mesas bajitas y cojines en el suelo. Después de un pequeño paseo bajo las estrellas pronto caímos rendidos en la jaima.

Lunes, 17 Marzo 2008. Dunas Erg Chebbi – Zagora (370 km aprox.)
A las 6 de la mañana, después de dormir estupendamente, Hassan daba palmas de jaima en jaima para poner en pie a todo el mundo. Poco después saldría el sol y nadie quería perderse el espectáculo. Un poco de agua en la cara y comenzamos la ascensión por la duna hasta el punto más alto, algo más de 250 metros. Desde arriba se disfruta de un precioso espectáculo mientras el sol se asoma poco a poco por detrás de las montañas que tenemos al fondo. Las dunas se prolongan más y más y una vez arriba no apetece bajar si no seguir por las crestas pasando de una a otra, pero Hassan nos espera para regresar así que una carrera hacia abajo da la sensación de calzar las botas de 7 leguas y en unos segundos hemos llegado abajo. Desde allí vemos a un japonés que se desliza sobre unos esquís por la arena..
Después de desayunar, iniciamos el camino de regreso. Hassan es un simpatiquísimo y muy amable chico que se esfuerza por charlar con nosotros a pesar de que, además de árabe y bereber, apenas habla unas palabras de español y un poco de francés. Caminar descalzo por la arena es una delicia..
En el albergue nos facilitan una habitación para ducharnos, pues en las jaimas no hay ningún tipo de servicio, y al rato iniciamos de nuevo camino en nuestro todo terreno. En primer lugar nos dirigimos a Khamlia, el pueblo de los negros, así llamado porque sus habitantes son originarios de Mali y de piel negra. La mayoría se dedica a la agricultura, pero tienen gran afición por la música. Tocan grandes tambores y cantan mientras bailan una danza en la que dan saltos y mueven todo el cuerpo excepto la cabeza, vestidos totalmente de blanco, Algunos actúan en algunas casas habilitadas para tal fin cuando llega algún grupo de turistas. Es curioso y resulta atractivo, aunque se antoja demasiado turístico. Dejamos atrás el pueblecito de Merzouga y después de Rissani, en dirección a Alnif, hacemos una parada para saludar a unos amigos Hassan y Mustafá. Forman parte de un grupo de guardas que protegen un pájaro de especial interés por encargo del gobierno de Arabia Saudí, para que grupos de saudís puedan venir a cazarlo en determinada época del año. Comemos en Alnif, un pintoresco pueblo donde todo gira en torno a los fósiles, del que ya hablamos más arriba. El restaurante, justo al lado de la tienda de Mohand Ihmadi tiene una agradable terraza, además de amplios comedores, uno de ellos de estilo árabe con cierto toque naif El dueño del restaurante es un maestro y a petición nuestra se ofrece a acompañarnos al liceo del pueblo para que podamos visitarlo (somos profesores...). Allí nos recibe el director que nos acompaña a un aula en la que se imparte clase de matemáticas en ese momento en un grupo de un nivel similar al 1º Bachillerato. El profesor nos permite compartir la clase por unos minutos con ellos e incluso tengo la oportunidad de resolver un ejercicio en la pizarra para los alumnos, participativos y con una actitud muy correcta en todo momento. Aunque el mobiliario de esta clase era bastante viejo y las paredes estaban un tanto desconchadas, en general el centro tenía buen aspecto. Nos llamó la atención que en muchos de los pueblos por los que pasamos los colegios y liceos tenían un aspecto muy bueno y aparentaban unas buenas instalaciones. En muchas ocasiones parecía ser el mejor edificio del pueblo. Después el director nos ofrece zumo y galletas en su despacho y allí mantenemos un cambio de impresiones sobre el estado de la educación en España y Marruecos. Él nos hace saber que uno de los principales problemas con que se enfrentan es el absentismo y el elevado número de abandonos que se producen cada curso, en especial, en las zonas turísticas, donde muchos niños abandonan las aulas para ofrecerse como guías a los turistas o vender cualquier tipo de objeto, Fue una bonita experiencia,
Poco después de Tazzarine, pasamos por una zona de cultivo de henna y nos paramos para observarla. Unos cuantos chiquillos, muy amables y simpáticos se acercaron a charlar un ratito con nosotros. También la dueña de la finca estaba por allí y nos permitió arrancar una planta que nos hemos traído con intención de plantarla una vez en casa.
En Tansikft enlazamos con la carretera de Ouarzazate a M´hamid y desde allí nos dirigimos a Zagora, ya siempre por el precioso valle del Draa. Son muchos kilómetros bordeando el río Draa al lado de miles y miles de palmeras y zonas de cultivo que forman una lengua verde que destaca entre los tonos marrones, rojizos y ocres de la tierra y las montañas de alrededor.
Llegamos, ya de noche a Zagora, que se veía muy animada en su calle principal, con muchas tiendas y mucha gente paseando o de compras. Nos alojamos en el riad Lamane (120 € en M.P. 2 pax). Es un hotel precioso, con las habitaciones distribuidas en casitas con terraza entre numerosas palmeras, dentro y fuera del recinto del hotel. Todas tienen unos sugestivos nombres, la nuestra era Ifoulqui (lo bello). En una de las dependencias hay un bonito bar en el que nos tomamos una cerveza antes de cenar, aunque como en casi todos los sitios en que la sirven, estaba muy poco fría. Hay un restaurante muy acogedor en lo que simula ser una enorme jaima, donde tomamos una buena cena, aquí también con vino (10 €) .

Martes, 18 Marzo 2008. Zagora – Ouarzazate (200 km aprox.)
Desde Zagora nos dirigimos al sur hacia el pueblo de Tamgroute. Aquí se hace una cerámica propia de la zona que es una importante fuente de ingresos para muchas familias que trabajan en cooperativa. Es una zona pobre, como lo son las casas de la kasbah subterránea, construida para sobrevivir en el verano a temperaturas que pueden superar los 60º al sol. Es una especie de laberinto, construido de forma que apenas penetra el sol y con pasillos que permiten que circule el aire. Aquí conviven árabes, bereberes, antiguos esclavos, sudaníes.. En el pueblo también se puede visitar la escuela coránica, un pequeño museo del Corán, en el que se exponen obras de Derecho, Medicina, Matemáticas, Poesía y páginas del Corán que datan desde 1060.
También hay en el pueblo un centro de acogía a personas muy pobres o con enfermedades mentales, que se mantiene con aportaciones voluntarias.
Viramos ahora en dirección norte y volvemos a Zagora, que pasamos, rumbo a Ouarzazate. A nuestra derecha, más allá del Draa y su palmeral nos flanquean unas impresionantes montañas de la cordillera de Jdel Bani.
Poco después de pasar Tansikft, abandonamos la carretera para cruzar el río y continuar por una pista que nos llevará por varias aldeas, con muchas casas abandonadas, en la base de la imponente cadena montañosa del Jdel Saghro. Llegamos así a un pueblecito en donde comemos en la terraza de un restaurante muy agradable, con unas estupendas vistas sobre el valle, desde donde podemos contemplar un pequeño temporal de viento. Para comer hay el menú habitual y optamos por el cuscús, además de un tajin. Y la consabida naranja (11 €). Desde aquí comenzamos una ascensión por una carretera desde la que se divisa paisajes impresionantes, algunos de ellos aparecen en escenas de la película Babel.
Finalmente llegamos a Ouarzazate donde nos instalamos en Le Petit Riad, (75 € M.P. 2 pax) una pequeña casa, sin pretensiones, que ofrece unas habitaciones cómodas, muy limpias y un salón donde cenar junto a una buena chimenea. Está muy cerquita del aeropuerto, por lo que es una buena opción si hay que acceder a él. Nosotros debíamos estar allí poco después de las 5 de la mañana y antes de salir nos sirvieron el desayuno en el riad. Todo un detalle!!
Aún nos dio tiempo a dar un paseo por la pequeña ciudad antes de cenar. Hay un bonito zoco y allí agotamos nuestras últimas horas. Como en la ida, tomamos un taxi para la vuelta al hotel, que está un poco alejado del centro, y si en la ida nos había cobrado a cada uno 10 dh, además de a una 3ª persona que se subió al taxi con nosotros, en la vuelta pretendía cobrarnos 30 dh, aunque nos habían dicho que no podían cobrarnos más de 10 dh por persona. Es poco dinero pero no nos gusta que nos timen y cuando se lo hacíamos saber al taxista llegó Mustafá que mantuvo una pequeña discusión con él, diciéndole que si pretendía cobrarnos más, debía habernos dicho las condiciones antes de subir y nosotros decidiríamos. Finalmente todo se arregló y no hubo más problema.

Miércoles, 18 Marzo 2008. Ouarzazate – Casablanca - Madrid
Mustafá nos acercó al aeropuerto y, antes de las 7 de la mañana estábamos en Oarzazate y a las 8 ya habíamos salido del aeropuerto de Casablanca. Como quiera que muestro avión destino Madrid no salía hasta pasadas las 3 de la tarde, nos fuimos a dar una vuelta por Casablanca. Es una ciudad sin muchos atractivos especiales. El monumento más emblemático es la Mezquita, uno de los mayores templos del mundo, construida por orden de Hassan II e inaugurada en 1993. Su construcción está rodeada de polémica, puesto que se dice que para construirla el rey hizo trabajar a los mejores artesanos, pero sin que su trabajo se viese remunerado. No nos dió tiempo a visitarla por dentro ya que las entradas tiene lugar a unas horas determinadas y no teníamos tiempo. En pocas horas estaríamos de nuevo en Madrid…

3 comentarios:

Juanma Díaz dijo...

Hola xmsg.
Espectacular el post y el viaje, por lo que cuentas.
Se ve que eres todo un experto en esto de bloguear, por lo que sólo me queda animarte para que sigas con tu blog.
Saludos.

Anónimo dijo...

Took me time to read the whole article, the article is great but the comments bring more brainstorm ideas, thanks.

- Johnson

Anónimo dijo...

Je pense que les propriétaires d'autres sites devraient prendre estradasecorredoiras.blogspot.ru comme un modèle, très propre et un excellent style utilisateur conviviale et design, sans parler du contenu. Vous êtes un expert dans ce sujet!