20 septiembre 2007

Marrakech, diciembre 2006

Aprovechando el puente de la Constitución, nos vamos a Marrakech, en un vuelo charter desde Sevilla, organizado por Polytours. Son 4 noches, con salida el miércoles 5 y regreso el domingo 9. No somos muy amigos de viajes organizados pero todos los vuelos desde Sevilla en esa época eran muy caros. La oferta, incluyendo avión y alojamiento, partía de unos 500 € por persona, en un hotel cutre de 3 estrellas e iba hasta los 1000 €. Había una opción intermedia de unos 750 € en un riad (pequeños hoteles con cierto encanto, en general en el centro de las ciudades). Nuestra primera intención fue coger la opción más económica y buscarnos un riad por nuestra cuenta. Aún pagando también el hotel barato, se podía reservar un riad directamente y salía mejor de precio que cogiendo el que ofertaba la agencia, o similar, si se buscaba un riad mejor. El problema fué que cuando íbamos a reservar sólo quedaban 2 plazas en el avión y como aún no teníamos hecha la reserva del riad nos díó un poco de miedo el no encontrar nada después y nos decidimos por el riad de la oferta. Luego comprobamos que no había demasiados problemas para reservar. En muchas épocas del año se pueden encontrar vuelos muy asequibles desde Madrid. Si lo conseguís, contratar el riad directamente, por teléfono o a través de internet, es la mejor opción.
Llegamos al aeropuerto de Marrakech sobre las 3 de la tarde y, una vez en el autobús que nos llevaría al riad, nos enteramos de que previamente nos harían un pequeño tour por la ciudad. Visitamos así los jardines de la Menara y después nos llevaron a tomar un té en el palmeral que cuenta con más de 150.000 palmeras datileras. Nos llamó la atención el mal aspecto que tenían muchas de las palmeras y más tarde nos enteramos de que estaban enfermas y que miles de ellas peligraban, en realidad, ya se estaban iniciando plantaciones de nuevas palmeras para sustituir a las que iban a desaparecer con seguridad. Pero esta visita no era más que una forma de tenernos reunidos para que los guías ofreciesen sus excursiones. Nos pareció interesante la de Essaouira, un pequeño pueblo en la costa, al parecer con mucho encanto por lo que hemos leído en distintos foros y páginas web, y otra al valle de Ourika, del que hablaremos más adelante.
Al llegar a la ciudad, una breve visita a la koutoubia, por fin ante nosotros, después de verla en tantas fotos mientras preparábamos el viaje, y que veríamos a todas horas en los próximos días.

Los riads
Unas 3 horas después de llegar a Marrakech, el autobús nos dejó en una de las entradas a la Medina. Allí vino a recogernos personal del hotel con unos carritos para las maletas, pues no se podía acceder en coche. Pronto nos vimos metidos en unos callejones un tanto siniestros, sucios, apenas sin luz, y empezábamos a pensar si habríamos elegido bien cuando llegamos al riad, Dar Justo, que, como muchos, apenas se distingue exteriormente de las demás casas. Al entrar, un estanque, con pétalos de rosa flotando, en medio de un patio de columnas y una pequeña chimenea encendida en una de las salas que miraban al patio despejó nuestros temores. El propietario es un barcelonés, con relación profesional con el bailaor Rafael Amargo, a quién está dedicado uno de los salones, y que, casualmente, también se hospedaba esos días allí. Otro terraza Dar Justosalón lleva el nombre de Goytisolo que vive en esa zona y participa a veces en algunas tertulias allí celebradas.
La habitación era un poco estrecha, con una pequeña ventana hacia el patio, con un mobiliario correcto sin más. Nos facilitaron un radiador eléctrico, un poco insuficiente para caldear la habitación y el baño, sin ventilación y con un cierto olor a humedad. En conjunto el riad resulta acogedor, desde luego mucho más que la mayoría de los grandes hoteles de 4 estrellas, en general lejos del centro y sin encanto alguno. Es especialmente atractiva la preciosa terraza con grandes sillones y vistas a la medina, la koutubia, el Atlas, donde se puede degustar un estupendo desayuno y té a cualquier hora del día. También se pueden encargar cenas. El precio, 140 €, nos parece un poco excesivo. Eso sí, la situación es inmejorable, al salir del callejón de acceso estás en plena medina, entre alfombras, espejos, babuchas, cuero.. y a unos 5 minutos de la plaza de Jemaa el Fna. Y nuestras dudas iniciales respecto a este callejón resultaron infundadas pues las 4 noches llegamos pasada la medianoche y a pesar de la poca luz y lo solitario que se encontraba no tuvimos ningún tipo de problema.
Hemos visto algún riad más y, en general, son muy bonitos, están muy bien situados y suelen tener unas espectaculares terrazas. En cuanto a los precios, aunque no suelen ser baratos, hay muchísima variedad, se pueden encontrar habitaciones desde unos 60 € hasta más de 300 € por habitación. Hay que mirar bien porque no siempre están justificados esos precios tan altos. Un sitio muy atractivo es el Riad Kniza (200 € una habitación con chimenea ó 300 € una suite, con un buen desayuno incluido). Se puede tomar una buena y abundante cena marroquí -la harira estupenda- con vino incluido, por menos de 30 € por persona. Y una cerveza con unas aceitunas en la terraza por 3 ó 4 €. Y té cuando lo desees. Desde luego, la mayoría de las economías no permitirán para pasar muchas noches aquí, pero si quieres darte un capricho puede ser una buena opción. Las habitaciones más económicas ofrecen una mejor relación calidad-precio que el Dar Justo.
Algunas direcciones de riads:
http://www.darjusto,com/
http://www.darwarda.com/
http://www.riadenia.com/
http://www.riadkniza.com/
http://www.lescigognes.com/
http://www.villedesorangers.com/
http://www.riaddalia.com/
http://www.maroc-selection.com/

Nosotros no pudimos hacerlo porque estaba en obras, pero merece la pena una visita al hotel la Mamounia, donde se rodaron algunas escenas de la película de Hitchkock, “El hombre que sabía demasiado” (http://www.mamonunia.com/)

Comidas
cafe de FranceLo más económico desde luego es comer en los puestos de la plaza Jemaa el Fna. Otra posibilidad interesante son los restaurantes locales, en la misma plaza hay varios y por menos de 6 € puedes comer estupendamente. El Cafe de France (Derb Dabachi), con una estupenda terraza sobre la plaza o Chez Chegrouni -muy buenos los tajines- son algunos opciones. Los platos más tradicionales son la harira, una potente sopa-guiso que resucita a un muerto, los tajines, de carne o pescado, el cus-cus, asados de cordero, la pastela, sabrosa si está bien hecha, con delgadas láminas de hojaldre donde se intercallos colores del zocoan pechuguitas de pichón con huevo hilado y almendras, y con una pizca de polvo de azúcar. De postre, pastelillos de todo tipo a base de almendra y miel. Lo que no podrás encontrar en estos restaurantes es vino o cerveza. Y en los que sí hay, los precios son bastante más altos que en España, la cerveza, a partir de unos 4 €.
Si se está dispuesto a gastar algo más de dinero, hay un sinfín de acogedores restaurantes habilitados en preciosos edificios por toda la ciudad, con precios para todos los bolsillos.
Nosotros estuvimos en estos:
Le Pavillon (www.restaurantlepavillon.com/) Cocina marroquí con un toque francés en un patio precioso y un ambiente muy agradable. Muy buena la pastela. A partir de unos 40 € por persona.
Ville des orangers. (http://www.villedesorangers.com/). Cocina marroquí e internacional. Un riad realmente bonito. Ambiente muy exquisito con camareros muy estirados. Carísimo, a poco que te descuides pasas de los 60 € por persona.
Dar Essalam (www.daressalam.com/). También aquí Hitchkock rodó algunas escenas. Cocina autóctona en varios salones con decoración típicamente marroquí. Cena con música y bailarina entre las mesas. La comida nos pareció un tanto irregular, y es un poco turístico, pero puede merecer la pena. No es muy caro, incluso hay un menú de 20 €.

Visitas. Compras
Hay muchos lugares para visitar, en función de los intereses de cada uno. Es fácil encontrar información acerca de todos ellos en la red. En estas direcciones podéis encontrar una lista de los más significativos, con una breve información acerca de cada uno de ellos: http://mural.uv.es/youbelm/marakech.html www.arquired.es/users/guiabizkaia/Turismo/marruecos/marrakech/index.html
Nosotros sólo visitamos el Palacio Bahía, con salones que recuerdan a la Alhambra, aunque sin llegar a su altura.
Desde luego, si se dispone de poco tiempo lo mejor es irse a la plaza Jemaa el Fna y dejarse llevar. La plaza es Patrimonio Oral de la Humanidad desde mayo del 2003, declaración en la que tuvo mucho que ver Juan Goytisolo y que impidió que la plaza se convirtiese en un aparcamiento como estaba previsto. En esta página podéis encontrar un precioso texto de Goytisolo que os hará desear estar ya en la plaza http://sauce.pntic.mec.es/~jgoytiso/pindex.html. No importa hacia donde vayas, siempre encontrarás algún sitio que llame tu atención, y, si te pierdes, siempre habrá alguien dispuesto a ayudarte a encontrar tu camino, aunque, en general, será esperando algunas monedas a cambio, lo que, a veces resulta un tanto violento, y hace que te pienses a quien preguntarle, nosotros casi siempre lo hacíamos dentro de alguna tienda, confiando en que no la abandonarían para acompañarnos. Desde luego, si lo que deseas es compañía, no tendrás problema alguno en conseguirla, eso sí, casi siempre de hombres.
Antes o después acabaréis en los zocos y entonces, aunque no te pierdas, será difícil dejar sus calles en unas horas. Es un gozo para todos los sentidos y difícilmente no encontrarás algo que te interese y puedas pagarte, aunque desde luego, para decidir cuanto necesitarás tomarte tu tiempo. El regateo y la presión para que compres puede llegar a agobiar a alguna gente, pero no hay ningún problema si tu no respondes a sus llamadas o si después de negociar un precio decides no comprar, por mucho que los vendedores gesticulen y parezcan desesperados por perder la venta, es parte del juego. Lo que resulta difícil es saber que precio ofrecer si estás interesado en comprar algo, teniendo en cuenta las cantidades tan desorbitadas artesano en el zocoque algunas veces te pueden pedir, hasta 10 veces o más el precio final. Como regla general, pero para aplicar con cautela, se podría decir que puedes ofrecer la cuarta parte de lo que te piden, pensando en conseguirlo por la tercera. Aunque, en definitiva, sobre todo cuando se trata de cantidades de cierta importancia, el precio final dependerá del interés real que uno tenga en el artículo y de las posibilidades de pagarlo. En todo caso, después de pagar, es difícil no tener la sensación de que podrías haberlo comprado más barato. En cualquier caso, se ha de valorar el trabajo realizado, la mayoría de lo que te ofrecen está hecho a mano, y no pretender pagar precios ridículos, muy por debajo de lo que uno cree que sería un precio razonable.
Y si finalmente lo que deseas comprar es demasiado grande para transportarlo ya se encargarán de enviártelo a casa por el medio que sea, con todas las garantías. Ten por seguro que si te interesa podrás llevártelo.
En la medina no encontrarás coches, lo que es un alivio, pero sí bicicletas y motocicletas que circulan a una velocidad exagerada teniendo en cuenta lo estrechas que son las calles y la cantidad de gente que allí hay. Seguramente te llevarás algún que otro pequeño susto pero, increíblemente, rara vez llega a haber encontronazos, ni siquiera pequeños roces.

Idioma
Desde luego no tendrás ningún problema si te desenvuelves en francés, pero aún hablando sólo español las dificultades serán mínimas porque en cualquier lugar habrá alguien que hable español, especialmente si pretendes comprar algo.

Moneda
Nosotros cambiamos en España a unos 10 dirhams por euro. El euro se acepta sin problema en casi todas partes y puedes pedir las vueltas en dírhams o en euros, o pagar en dírhams y pedir las vueltas en euros si te interesa. Normalmente el cambio que te hacen es de 10 dirhams por euro. El mejor cambio se obtiene, como siempre, pagando con VISA, que también te admiten en muchos sitios de los zocos.

El valle de Ourika
valle de OurikaEl guía nos había ofrecido esta excursión de un día, en autobús, por unos 50 € por persona. Indagamos un poco y finalmente contratamos un taxi desde las 9 de la mañana hasta las 6 de la tarde a una nuestra total disposición por 50 €, precio que se hubiese mantenido hasta 4 personas. El coche era muy confortable y el chófer una persona muy amable, conocedora de la zona y en todo momento dispuesto a complacernos.
Es una excursión de un día, a unos 50 km de Marrakech, absolutamente recomendable. Al poco de salir de la ciudad el paisaje va cambiando. Se cruzan pequeños pueblos hasta encontrar el río Ourika. Al bajar del coche para conocer una vivienda tradicional bereber junto al río, un montaje turístico, un viento helado nos hizo sentir la proximidad de las montañas. Seguimos hasta el puhacia la catarataeblecito de Seti Fatma, al pie de una catarata, a donde pretendíamos llegar. Para hacerlo, contratamos uno de los muchos guías que esperan en el pueblo a los visitantes. Nos dijo que nos acompañaría por el precio que nosotros quisiéramos y, siguiendo el consejo de nuestro chófer, le ofrecimos 100 dirhams, que aceptó de buen grado. Era un joven muy amable y su compañía resultó muy grata. Con 17 años hablaba un buen español, además de francés, ingles y se desenvolvía en italiano, todo aprendido acompañando a los visitantes. La excursión se puede hacer perfectamente sin necesidad de un guía, pero el precio es razonable y es una pequeña ayuda para una población con pocos recursos. Es un bonito paseo que no presenta demasiada dificultad. En el camino de vuelta hay unas preciosas vistas del pueblo que parece una maqueta desde allí, un conjunto de sencillas construcciones de forma cúbica, cada una de ellas con una antena parabólica en la terraza. También hay posibilidad de hacer una excursión más larga, de unas 3 horas de excursión o incluso de organizar salidas de 3 días hasta el Atlas.
Se puede comer en alguno de los restaurantes al aire libre junto al río en los que se podían ver los tajines al fuego mientras se cocinaban o en alguno de los pequeños restaurantes del pueblo. Uno de ellos tenía una chimenea encendida y tajinesresultaba muy tentador, pero como aún era un poco temprano iniciamos con calma el viaje de vuelta. Comimos en un bonito restaurante (hemos olvidado el nombre) que nos recomendó nuestro chófer, con una terraza con vistas sobre el valle y una estupenda chimenea. Quizás un poco turístico, pero con un buen servicio y buena comida, y la posibilidad de tomarnos unas cervezas muy deseadas, aunque un poco caras (4 €).
De vuelta aún paramos en una tienda de alfombras, con mejores precios que en Marrakech.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

me gusta!
reconozco alguno de los lugares,a mi tb me ha gustado.
carmela