17 septiembre 2007

Noruega, julio 2007

En el pasado mes de julio hemos hecho un viaje por Noruega. Para prepararlo consultamos algunos foros de internet de donde sacamos alguna información muy útil. Por si puede serviros de ayuda nuestra experiencia colgamos el relato de nuestro viaje. No encontrareis aquí detalles sobre las atracciones más conocidas puesto que esa información se encuentra con todo detalle en múltiples páginas de internet. Se trata de apreciaciones personales sobre lo que nos gustó o lo que no, sitios recomendables y otras informaciones que nos parecen útiles para preparar el viaje. Para quien no tenga interés en todo el relato, ahí va en primer lugar un resumen y unas ideas generales, además de algunas direcciones de internet que pueden resultar útiles.

Nuestro itinerario
Madrid – Oslo (avión)
Oslo – Bergen (tren)
Bergen – Stavanger – Bergen (avión)
Bergen – Flåm – Briksdal – Øye – Allesund – Geiranger – Røros – Trondheim (coche)
Trondheim – Bødo – Leknes (avión)
Leknes- Unstad – Haukeland – Å – Reine – Nusfjord – Leknes (coche)
Leknes – Evenes (autobús)
Evenes – Oslo – Londres - Madrid (avión)

Presupuesto aproximado (por persona)
Avión (9) – tren – autobús: 625 €
Traslados aeropuertos + tren Flåm + ferrys: 200 €
Coche alquiler + combustible: 400 €
Alojamiento (16 noches): 475 €
Comida (incluyendo cervezas): 300 €
Total: 2.000 €
Hay que tener en cuenta que llevábamos comida preparada, embutidos, sopas de sobre, galletas.. que nos permitieron ahorrarnos un dinerillo. Este presupuesto puede rebajarse considerablemente con coche propio pero tienes que darte el palizón de llegar hasta allí. Otra opción más económica es eliminar la visita a las Lofoten, e ir en avión a Oslo, alquilar allí un coche y devolverlo en el mismo sitio. El trayecto entre Oslo y Bergen, ya sea en tren o en coche, tiene mucho encanto y desde Briksdal se podría rodear el parque de Jostedalsbreen, lo que permite un montón de atractivas excursiones, para volver hacia Oslo.
Por otra parte, en casi todos los alojamientos disponíamos de, al menos, 2 camas libres, por lo que viajando 4, el presupuesto para el coche, combustible y alojamiento se reduce prácticamente a la mitad.

Precios
En general, se puede contar con, como mínimo, el doble que en España. Aunque en los restaurantes la diferencia es aún bastante mayor, especialmente en lo referido a bebidas alcohólicas. Sin embargo, los vuelos interiores se pueden conseguir a muy buen precio, con algo de tiempo, más barato incluso que los autobuses y el tren. La gasolina cuesta alrededor de un 50% más que aquí. Los alojamientos se pueden conseguir por unos 30 € por persona, o más baratos, viajando al menos 4 personas, siempre que no sea en hoteles, que son muy caros, y hay muchas posibilidades y, por lo que hemos podido ver, sin demasiados problemas aún sin reserva previa, excepto quizás en Bergen y en alguna zona de las Lofoten. En general, Bergen y Flåm son las zonas más caras, seguidas de las Lofoten.
De todas formas, lo mejor de Noruega es gratis, se pueden encontrar lugares espectaculares por todas partes e incluso disfrutar de los fiordos tomando ferrys no turísticos, de los que te cruzan de un lado a otro, por precios muy asequibles (30-40 NOK).

Cambio
Cambiamos en España, a 7´9 coronas por euro. En los sitios turísticos se puede pagar con euros pero hay muchos lugares en que no los admiten. De todas formas, lo mejor es pagar con VISA. Lo que hemos hecho así nos ha salido entre 8 y 8´2 NOK/€.

Conducir en Noruega
Si vais a conducir, no olvidéis llevar las luces siempre encendidas, y, sobre todo, ojo con los límites de velocidad, especialmente si conducís en las Lofoten. Las multas son una barbaridad!!!

Direcciones útiles
Generales
http://www.visitnorway.com/
http://www.fjordnorway.com/uploads/Travel_Guide/2007/es/FN_Guia_de_viajes_2007_Paginas_amarillas.pdf
Oficina de turismo de Noruega en Madrid: 91 3440987 (muy amables, se pueden solicitar folletos)
Mapas
http://www.glosk.com/places/NO/
Compañías aéreas
www.wideroe.no
www.flysas.com
www.norwegian.no
Tren
www.nsb.no/internet/en/index.jhtml
www.flytoget.no/default.aspx?id=105 (tren aeropuerto Oslo)
Alquiler de coches
www.beneluxcar.com
www.ealquiler.com
www.hertz.es
www.avis.es
Fiordos
www.fjord1.no/mrf_en/default.asp?page=1516#scroll (horarios y precios de ferrys)
www.fjordnorway.com/Default.aspx?tabid=1206
www.norwaynutshell.com/default.asp
www.hurtigrutenspain.com/
Alojamiento
www.vandrerhjem.no/index.jsp/len/?CSL=en (albergues)
www.bbnorway.com/index2.htm (B&B)
http://rlb.no/ (alojamientos de todo tipo)
www.visitbergen.com/default.asp?sp=GB&p=54&layout=8&intro=1541_6 (Bergen)
www.camping.no/strondelag_eng.html (camping)
http://engelsk.nafcamp.com/ (camping)
Lofoten
www.lofoten-info.no/default.htm
www.nordtrafikk.no/?aid=9067004 (horarios buses)

A lo largo del relato pormenorizado se recogen algunas otras direcciones útiles.

Por último, decir que el país es realmente precioso y que, con seguridad, vayáis por donde vayáis, encontrareis sitios preciosos, aunque, eso sí, nosotros no tenemos dudas en este sentido, mucho mejor, viajando por libre y en coche.



Nuestro viaje, día a día

Jueves, 5 Julio 2007. Madrid-Oslo
Después de un vuelo muy tranquilo, a los pocos minutos de bajar del avión ya estábamos en el tren (www.flytoget.no/) en dirección a Oslo, enseguida pudimos comprobar la extrema puntualidad de los transportes, y también lo elevado de los precios (170 NOK). Hay otro tren más barato, pero, por la hora, 11 de la noche, ya no funcionaba. El autobús tiene precios similares. El metro (22 NOK) nos llevo en 20 minutos a nuestro primer B&B (www.poppe-oslo.com/). Una habitación correcta y un buen desayuno en una bonita terraza sobre el agradable jardín de la casa (600 NOK).

Viernes, 6. Oslo - Bergen
de oslo a bergen A las 10:30, sin retraso alguno, salimos en tren de Oslo, con destino Bergen (www.nsb.no/). Hay otras posibilidades, entre ellas viajar directamente desde España a Bergen, que saldrían más económicas, si no se tiene intención de visitar Oslo, pero nosotros queríamos hacer ese viaje en tren por que teníamos muy buenas referencias y la verdad es que no nos defraudó. El tren es muy cómodo y los paisajes, especialmente en la parte final del viaje son preciosos, pasando desde los valles y grandes ríos cercanos a Oslo a la zona de montaña, con lagos, cascadas, rápidos y paisajes nevados. El precio del viaje es de 90 €.
A las 6 de la tarde llegamos a Bergen y nos instalamos en una casa particular. Klosterhaugen 15 (500 NOK). Es una bonita casa situada en una colina con buenas vistas. Sólo se alquila una habitación y el baño se comparte con el propietario. No se puede usar la cocina aunque sí la nevera, y hay café y té a disposición de los inquilinos. La habitación está bien, muy limpia y es bastante amplia. El propietario es una persona interesante, muy amable, con el que pasamos buenos ratos charlando, gracias a su gran esfuerzo por entender nuestro deficiente inglés. Podeis contactar con él a través de su web http://kristian.stangebye.googlepages.com/home
Después de instalarnos, aún nos quedó tiempo para una toma de contacto con la ciudad. Tranquila, agradable para pasear, enseguida acabamos en Bryggen, las casas de maderas que forman un bonito conjunto con muchas terrazas y restaurantes que invitaban a sentarse pero los precios son realmente prohibitivos, difícilmente se puede hacer una cena con un entrante, un plato principal y postre, sin bebida, por menos de 60 € por persona. El vino a partir de 30 € sin meterse en marcas, y la cerveza, de ½ litro, unos 7 €. Realmente nos sorprendió que las terrazas estuvieran tan llenas de gente, y empezamos a pensar que habíamos hecho muy bien llevando comida desde España.

Sábado, 7. Bergen
bergenPor la mañana nos dirigimos al mercado de pescado y al acercarnos al primer puesto oímos que el dependiente se dirigía a nosotros en español, pronto dejó de ser una sorpresa, en todos los puestos había alguien que hablaba en español. Una chica de Vigo nos contó que, como ella, había muchos estudiantes, españoles, italianos, sudamericanos.., que se sacaban unas coronas trabajando allí, muchas horas y por unos sueldos que no se correspondían con los precios de la ciudad. Nos invitó a probar un poco de todo lo que se ofrecía en el puesto: salmón, de criadero y salvaje, preparado de distintas formas, arenque, buey de mar, gambas y ballena. Nos producía un cierto reparo probar la carne de ballena pero la curiosidad nos animó a hacerlo y realmente es una carne sabrosa, pero rechazamos comprarla, aunque sí nos llevamos unas gambas frescas (24 €/kg) y una pata de cangrejo real (50 €/kg) que, con una terrina de fresas muy ricas (3 €), nos permitió hacer en el jardín de nuestra casa una estupenda comida por un precio razonable. Para acompañarla pasamos por un supermercado para comprar unas cervezas, las hay de muchos precios, a partir de 1´5 € la botella de 33 cl. Por cierto, tened cuidado con esto por que, aunque los supermercados cierran a diario a las 10 o a las 11, las cervezas sólo se pueden comprar hasta las 8 y los sábados hasta las 6 de la tarde, no conseguimos saber el porqué de está extraña medida pero lo llevan a rajatabla, en muchos sitios, poniendo las cervezas bajo llave a partir de la hora fijada. También nos dijeron que estaba prohibidísimo tomar bebidas alcohólicas en la calle y que se castigaba con fuertes multas. No vimos mucha policía pero nos aseguraban que sí estaba controlado. Los super más baratos son los de la cadena Kiwi, Coop o Remar 1000, los hay por todas partes en todo el país.
En los puestos se pueden comprar bocadillos de gambas a unos precios razonables, pero no nos pareció demasiada atractiva la combinación de pan y gambas, además las gambas de los bocadillos son congeladas, de peor calidad que las que se pueden comprar frescas. En cualquier caso, las gambas están a mucha distancia de las que se pueden encontrar en muchos sitios del sur de España. El cangrejo real sí estaba realmente bueno.
Un funicular permite acceder a una colina (35 NOK) desde la que se divisa una bonita panorámica de la ciudad. Merece la pena hacer el camino de vuelta a pie. Hay varias opciones, la más sencilla permite bajar, en un agradable paseo, en menos de 1 hora, llegando a Bryggen por un bonito y tranquilo barrio.

Domingo, 8. Bergen - Preikestolen.
Vamos en avión a Stavanger con Norwegian (40 €). Un ligero retraso de 10 minutos y llegamos justo a tiempo para tomar un autobús al centro de Stavanger (75 NOK), que nos dejó a 1 minuto del ferry para Tau, justo cuando se disponía a cerrar la puerta de embarque. A unos metros de la salida del ferry está la parada del autobús al albergue de Preikestolen (www.vandrerhjem.no). Cuando mirábamos el horario y comprobamos que faltaban unos 20 minutos para que llegase, se acercó un hombre en un flamante Mercedes que se ofreció a llevarnos al albergue a pesar de que el se dirigía a un pueblo unos kilómetros antes. La verdad es que nos quedamos un poco desconcertados. Después de tanta eficiencia con los transportes llegamos a pensar que nos venían a buscar, después que esperaría algo de dinero a cambio, aunque parecía raro a juzgar por el coche, pero insistió amablemente y accedimos. Resultó ser un jubilado que pasaba los inviernos en Canarias y era un gran amante de España, y una persona encantadora y amabilísima.
El lugar en que está el albergue es precioso, encima de un lago, en un entorno precioso. Como muchas casas a lo largo de todo el país, los tejados de las distintas dependencias están cubiertos de hierba, incluso con arbolitos, que funciona como aislante tanto en verano como en invierno. Tiene un gran salón con enormes ventanales y unas vistas maravillosas. Además de los dormitorios comunes, hay 2 tipos de habitaciones dobles, la más sencilla, un poco estrecha, tiene1 litera con un lavabo y costaba 700 NOK, las otras tienen vistas al lago y son un poco más amplias. Los precios del comedor son más bajos que en Bergen pero nos parecieron todavía demasiado caros por lo que nos fuimos a preparar algunas cositas a la cocina común, bastante bien surtida y con buen ambiente. Aunque es un poco pequeña nosotros apenas tuvimos que esperar en ninguna de las dos ocasiones que la utilizamos. Si el tiempo lo permite, cabe la posibilidad de comer en las mesas que están fuera con magníficas vistas. El desayuno, bien, sin ser nada prikestolendel otro mundo, estaba incluido en el precio. En la actualidad se está construyendo un nuevo edificio que se presenta como un ejemplo de construcción respetuosa con el medio ambiente.

Lunes, 9. Preikestolen - Bergen
El paseo hasta “El Púlpito” es precioso y merece la pena en sí mismo, además de la recompensa final de las vistas sobre el fiordo y sentir el vértigo de los 600 metros de caída libre. Hicimos todo el camino lloviendo y al llegar nos encontramos una niebla que no permitía ver a más de unos pocos metros de distancia. Alguna gente se volvía decepcionada, pero unos minutos más tarde la niebla se levantó descubriendo las maravillosas vistas que ocultaba e incluso algunos rayos de sol se asomaron entre las nubes.
El autobús desde el albergue nos dejó también al lado del ferry con el tiempo justo de embarcar. Algunas horas hasta la salida del avión de vuelta a Bergen nos permitieron callejear por la bonita ciudad de Stavanger. Tuvimos la suerte de entrar en la catedral, que tiene un curiosísimo púlpito, justo a tiempo para escuchar un impresionante órgano que sonaba al final de una misa.

Martes, 10. Bergen – Flåm
Salimos de Bergen en un coche de alquiler (http://www.hertz.com/). Después de hacer varias comparaciones Hertz ofrecía los mejores precios (322 € por una semana, con kilometraje ilimitado, más 120 € por dejar el coche en distinto lugar del de recogida; cuidado con esto porque esta cantidad varía según la población en que se deje, y puede ser más caro aún dejándolo más cerca del lugar de recogida). El diesel más barato que encontramos fue de 10´9 NOK por litro, también la gasolina cuesta sobre un 50 % más caro que en España, pero hay diferencias de unas gasolinera a otras de hasta 1´5 coronas por litro.
Hay que cambiar de mentalidad para conducir en Noruega, especialmente si se pretende hacer muchos kilómetros. Las carreteras son, en general, estrechas, sin doble carril ni para adelantar y, en muchas ocasiones, muy estrechas. Esto añadido a los muchísimos túneles que hay que atravesar, especialmente en la zona de los fiordos, y algún que otro ferry que se debe tomar, hace que difícilmente se consiga una media de más de 70 km/h. Sin embargo, es de destacar las buenas maneras de los noruegos en el coche, muy respetuosos y facilitando los adelantamientos, incluso parándose cuando la carretera no permite hacerlos por tener muchas curvas. De bocinazos ni hablar.
Nuestra intención era recorrer en ferry el Naerofjorden. Lo tomamos en Flåm (léase Flom) para desembarcar en Gudvangen (215 NOK) y luego hacer la vuelta Undredalen autobús. El fiordo tiene el atractivo de ser el más estrecho de Noruega, es realmente bonito, aunque no es para tanto la estrechez, y si se piensa hacer algún otro viaje en ferry, por ejemplo, entre Hellesyt y Geyranger (100 NOK), si se quiere ahorrar un poco, se puede pensar en sacrificar Naerofjorden.
Muy cerquita de Flåm se encuentra un pueblecito muy acogedor, Undredal, con un agradable restaurante con mesas sobre el fiordo, donde también alquilan habitaciones, aunque estas no son gran cosa, sobre todo porque están en un bajo, sin vistas, y es una pena en un sitio tan bonito, y nada baratas para lo que ofrecen (600NOK). También disponían de apartamentos en la parte superior, pero más caros.

Miércoles, 11. Flåm - Briksdal
Flåm está situado en un lugar precioso, aunque el pueblo en sí no es más que un conjunto de edificaciones dedicadas al turismo. El famoso tren resultó ser una decepción. Además de caro (190 NOK), toda la espectacularidad y dificultad de la construcción no se aprecia desde el tren, en un recorrido de apenas 1 hora, de la que unos 20 minutos estuvimos parados esperando el cruce con el tren que bajaba en un lugar sin un atractivo especial y gran parte del resto del tiempo se pasa en túneles. El único punto de interés especial es una espectacular cascada en donde se para durante unos minutos para admirarla, además de un montaje turístico que entendemos que no añade ningún interés, sino más bien al contrario. Lo que sí es realmente bonito y merece la pena es el camino entre Flåm y Myrdal, ya sea a pie o en bicicleta. Se puede alquilar una bicicleta en Flåm (30 NOK/hora), en la misma oficina donde se compran los billetes, y subirla en el tren (30 NOK). Desde la bicicleta se puede apreciar mucho mejor el recorrido del tren y los parajes por los que discurre el paseo son realmente bonitos, con cascadas, ríos, rápidos, valles, algún pequeño pueblecito, y hasta la posibilidad de comprar algo de comida caliente a una señora que la ofrecía en la carretera. Son 21 km, prácticamente todos de bajada, con alguna pequeña cuesta arriba sin dificultad. Los 2 primeros son realmente difíciles por la pronunciadísima pendiente y el mal estado del camino por lo que es recomendable hacerlos a pie, pero después es una gozada. Se necesitan casi 2 horas para hacerlo tranquilamente. Otra posibilidad, si se dispone de tiempo, es hacer el camino de ida y vuelta en bici, omitiendo en este caso los 2 últimos kilómetros por la razón antes apuntada. Claro que hay que tener en cuenta que el camino de ida exigirá más esfuerzo, pero nada que no se pueda hacer si no se pretende batir records. carretera de la nieve
Después del paseo en bici continuamos en dirección al glaciar de Briksdal. Hicimos un pequeño rodeo para conocer la “carretera de la nieve”, entre Aurland y Laerdal, pueblos también unidos por el túnel más largo del mundo, 25 km (www.bergen-guide.com/538.htm). La carretera es preciosa, desde luego para hacer con calma, porque tiene un sinfín de curvas. Sube desde el valle de Aurland y poco a poco va apareciendo la nieve, hasta encontrar un paisaje casi blanco aún en el mes de julio, con pequeños lagos casi helados y paredes de nieve de varios metros de altura. La bajada discurre al lado de ríos y cascadas en donde, según nos han dicho se pueden ver los salmones intentando remontar los ríos, aunque nosotros no hemos tenido esa suerte. En la zona se encuentra el centro del salmón salvaje de Noruega (http://www.alr.no/). También en la zona está una interesante iglesia de madera, la de Borgund. Precisamente visitar otra de estas iglesias era nuestra intención, la de Urmes, pero ya no disponíamos de tiempo. Si estais interesados en este tipo de iglesias podeis visitar esta página (www.stavechurch.com/go.cfm?id=48420).
Esa noche nos alojamos en una cabaña en la granja Trollbu Aabrek Gard (www.trollbuonline.no/) al lado de una de las lenguas del glaciar de Briksdal. La cabaña estaba realmente bien, con todas las comodidades para 4 personas, salvo la ropa de cama, como es habitual, que también se podía alquilar, y a muy buen precio, 600 NOK. Incluso disponía de chimenea, aunque desgraciadamente no estaba en uso, aunque sí en alguna de las otras 3 casas que componían el conjunto. Desde la misma granja se inicia el camino que lleva a Brenndalsbreen, un glaciar muchísimo menos masificado que el más famoso Briksdalbreen, y que supone una interesante alternativa.

Jueves, 12. Briksdal – Oye
Poco después de las 9:30 iniciamos el camino hacia el glaciar de Briksdal, alrededor de 1 hora de subida, pero que se hace sin demasiada dificultad, disfrutando de hermosos parajes, en especial una bonita cascada que te refresca al pasar por el puente que cruza por delante, lo que se agradecía en uno de los días más calurosos que pasamos en Noruega, lo que hizo innecesaria gran parte de nuestra indumentaria en previsión del frío, porque teníamos previsto hacer una excursión sobre el glaciar, lo que ya no es posible desde este año, aunque sí en Brenndalbreen, eso sí, con guías que te facilitan el equipo en una excursión de unas 7 horas, aunque no es nada barato, no recordamos muy bien, pero creemos que superaba los 60€ por persona. Se puede organizar en el camping que se encuentra a pocos metros del final de la carretera. Este camping está en un sitio muy bonito y aquí también se pueden alquilar cabañas, las más grandes tenían muy buen aspecto. La carretera finaliza en un complejo turístico donde se concentran gran número de autobuses de los visitantes además de los que se hospedan allí. Esto le quita parte del encanto a la excursión si se tiene la mala suerte de coincidir con muchos grupo, por lo que conviene iniciar el recorrido los más temprano posible. Nosotros nos encontramos con un montón de españoles, aunque afortunadamente llegaban de vuelta cuando iniciábamos el camino de subida y después había poquita gente.
El glaciar es realmente impresionante y también el lugar en que se encuentra. Delante hay un pequeño lago, por el que puedes darte un paseo en las lanchas neumáticas que alquilan allí mismo. A unos 50 metros del glaciar unos carteles advierten de la prohibición de acercarse más, avisando del riesgo que supone hacerlo por el peligro de desprendimiento de rocas o de pequeños aludes. Es difícil no acercarse a tocar el hielo y admirar de cerca los intensos azules que se forman, pero el riesgo es real y, desde luego, si se decide desoír las advertencias habrá que ser muy prudentes.
Después de comer en la cabaña, continuamos en dirección a Oye, en Norangsfjorden, donde habíamos reservado un B&B por 3 noches. De camino pasamos por Loen, donde paramos porque vimos que 2 helicópteros estaban haciendo viajes y habíamos pensado en la posibilidad de un viajecito. Hablamos con el grupo de personas que esperaban para subir a los helicópteros que resultaron ser, como no, españoles, acompañados por una guía que se había encargado de contratar los helicópteros. El viaje dura unos 15 minutos y todos los que ya lo habían hecho hablaban maravillas, a pesar de los 120 € por persona que les había cobrado la guía. Habíamos leído en algún foro que el precio rondaba los 150 € por lo que nos animamos a preguntar cuanto nos costaría a nosotros. Nuestra sorpresa fue mayúscula cuando nos dijeron que 700 coronas, menos de 90 €. Empezamos a calcular lo que se levantaba la guía con el grupo de unas 30 personas y entendimos porque nos miraba con no muy buena cara. Finalmente no subimos porque nos decían que el precio mínimo era el equivalente al de 3 personas, y nos fuimos dudando en contarle al grupo cual era el precio real de cada viaje, aunque también pensamos que ellos podían enterarse del precio con solo preguntar como habíamos hecho nosotros, o bien alquilando el helicóptero directamente. De todas formas, sirva de aviso para los amantes de los viajes en grupo.
UrasaetraEn los últimos kilómetros de llegada a Øye la carretera se hace estrecha y poco a poco se va encajonando entre montañas. Un río, que genera alguna pequeña laguna, acompaña el viaje por un paraje un tanto sobrecogedor hasta llegar al pequeño pueblecito en el inicio del fiordo. En el camino hay una zona, Urasaetra, donde se encuentran unas preciosas casitas, que en su momento fueron la vivienda de los lecheros durante los meses más suaves del año. Algunas de ellas están rehabilitadas y se usan como refugio de pesca por sus propietarios. La integración en el paisaje es total.
Øye es un pequeño pueblo, no llegará a 500 habitantes, sin apenas servicios. Lo más cercano se encuentra a unos 8 km y se reduce a una pequeña tienda de alimentación, gasolinera, farmacia, revistas y poco más. Unos kilómetros después la carretera se termina y ya sólo se puede continuar en ferry. Un lugar para olvidarse del mundo. Y con muchas posibilidades para los aficionados al montañismo con picos de 1500 a 1500 metros sobre el mismo fiordo con vistas espectaculares. Para los interesados ahí va esta dirección (http://www.iriss.no/fotturar/hjorundfjord/), aunque está en noruego os puede dar una idea de lo que se puede encontrar. Hay más información en www.hjorundfjord.no/overnatting/knutegarden/frontpage.htm, la página del B&B Knutegarden. En este Bead&Breakfast hay posibilidad de alojarse en habitaciones con salón y cocina compartidas o en un pequeño apartamento, que fue nuestra opción. Es cómodo, muy limpio y con todo lo necesario. Una pena que al estar en una planta baja no se pueda disfrutar de las hermosas vistas del lugar. A favor un precio excelente (200 coronas por persona) y el trato tan cariñoso por parte de los propietarios. Edith nos recibió con la prueba de 2 de sus exquisitas tartas, y tanto ella como Jon se mostraron siempre atentos para ayudarnos en todo momento para resolver cualquier problema o duda que pudiese surgir. Fue muy amable Jon dándonos las indicaciones básicas para utilizar el motor de la pequeña barca que nos prestó por si nos cansábamos de remar, además de una caña, y que nos permitió dar un estupendo paseo por el fiordo disfrutando de una tranquilidad absoluta, que ni siquiera los peces quisieron romper.

Viernes, 13. Allesund
Allesund está más cerca de Øye por mar que por tierra por lo que decidimos ir en un ferry. Una vez ya en el pequeño y coqueto barco, completamente vacío, nos enteramos de que el precio de ida y vuelta era de 300 coronas por persona por lo que inmediatamente nos bajamos y decidimos hacer el viaje en coche. Son unos 100 km y un ferry (83 NOK por trayecto por 2 personas y el coche), lo que supone un gasto de unas 200 coronas frente a las 600 del ferry. Nos pareció un precio realmente excesivo, teniendo en cuenta además que no es un trayecto turístico.
Allesund es una ciudad bonita, agradable para pasear, con unas casas muy características estilo art nouveau, casi todas de 1905, año del incendio que destruyó prácticamente la ciudad. Comimos unos bocadillos en el cementerio, que, como todos en Noruega, era precioso y estaba cuidadísimo, con unas discretas lápidas. Nada que ver con las horteradas de mármol que tan acostumbrados estamos a ver en España. Cerca del puerto había una especie de mercadillo y allí compramos un salchichón de reno, 100%, buenísimo. Nos quedó pena no comprar más porque no volvimos a encontrarlo tan bueno. En casi todas las tiendas el que se vendía era mezclado con cerdo.
De todas formas nuestra opinión es que es un destino que no justifica un desvío intencionado, si se dispone de poco tiempo.

Sábado, 14. Geiranger Geirangerfjord
Desde Hellesyt, un pequeño pueblecito con una gran cascada en el centro, tomamos el ferry a Geiranger. Es un trayecto de 1 hora (100 NOK) y resulta un atractivo paseo entre paredes verticales de gran altura por las que caen un gran número de cascadas, algunas muy espectaculares. El pueblo de Geiranger está enclavado en un sitio precioso. Hay servicios de todo tipo y se pueden realizar muchas excursiones desde allí, de todo nivel de dificultad. Algunas de ellas permiten ascender a lugares desde los que se tienen unas panorámicas espectaculares del pueblo y el fiordo. Hay posibilidad de alojarse en hoteles o en cabañas, para todos los gustos y precios. Pudimos comprobar que, sin reserva alguna, era fácil encontrar alojamiento económico (200 NOK por persona) en el camping Homlong, en unas cabañas al borde del fiordo con muy buenas vistas. Eso sí, el personal no era precisamente simpático. El chico, con un cierto aire con Anthony Perkins en Psicosis, apenas hablaba y cuando por fin se ofreció a mostrarnos una de las cabañas vacías, al poco apareció su mamá que con muy malas pulgas nos vino a echar por estar paseando por el camping sin estar hospedados..

Domingo, 15. Øye – Røros
Aunque pueda parecer un poco extraño, teniendo en cuenta que hay varios aeropuertos bastante más cercanos a Oye que el Trondheim, nos vimos un poco obligados a ir hasta aquí para continuar nuestro viaje hasta las Lofoten. Por un lado las combinaciones de avión eran mucho mejores y más baratas y además, aunque resulte extraño, dejar el coche de alquiler en Stryn o Allesund, los únicos lugares de la zona donde podíamos hacerlos era mucho más caro que hacerlo en Trondheim, incluso haciéndolo un día antes.
Vimos en el mapa que Røros, un pueblo del que nos habían hablado bien, estaba en nuestra dirección, con un pequeño rodeo, y hacia allí nos fuimos.
Salimos de Øye recorriendo una vez más la preciosa carretera hacia Hellesyt, con dirección a Stranda, para tomar el ferry y continuar en busca de la famosa carretera del los trolls, Trollstingen. La puntualidad noruega nos jugó una mala pasada y, por unos segundos, perdimos el ferry, lo que nos obligó a esperar 1 hora y media en un pueblo sin ningún atractivo.
En el camino pasamos por una zona donde se forman muchos rápidos y, justo al lado de la carretera pudimos admirar uno espectacular. En esta zona hay también muchas fresas, riquísimas, y mucho más baratas que las que habíamos comprado en Bergen. Cuando subíamos hacia el puerto donde empieza, o termina, Trollstingen, puerto de velefiquela niebla empezó a hacerse más y más espesa, hasta el punto de que tuvimos que parar al llegar a la cima porque no se veía absolutamente nada. Un poco desesperados, nos quedamos allí con la esperanza de que el día se abriese un poco. No parecía que fuese a ser así, por lo que al rato aprovechando que desde el coche se podía ver la cuneta empezamos a bajar. Por fortuna al ir bajando empezamos a intuir lo que había entre la niebla y al poco apareció ante nuestros ojos la carretera con todas las curvas de 180º que habíamos visto en tantas fotos. Una cascada impresionante hace que la visión sea aún más espectacular. El día gris y lluvioso daba al panorama un aspecto realmente impresionante.
La carretera nos recordó, salvando las distancias, y sin intentar hacer comparaciones, a la que trollstigensube desde Velefique al puerto de Velefique, en la sierra de los Filabres, en la provincia de Almería. En las dos fotos que acompañan este texto podéis compararlas (no será difícil saber cual es cada una).
El camino hasta Røros discurre durante muchos kilómetros al lado de ríos preciosos, con zonas de rápidos y otras en las que los ríos se aletargan en tranquilos meandros.
Llegamos a Røros a media tarde y parecía un pueblo desierto. Todo cerrado y sin apenas gente en la calle. Nos llamó la atención que algunos comercios, por ejemplo, una floristería, dejaba las plantas en el exterior, sin recoger y nadie se llevaba nadie.
Nos alojamos en Idrettsparken Hotell & Vandrerhjem (www.idrettsparken.no/), que disponía de camping y cabinas, y alquilamos una de estas. Fue el peor sitio en que nos alojamos, la cabina consistía en 4 camas dispuestas en literas, una cocina eléctrica con 2 fuegos y un fregadero con un cubo debajo para recoger el agua que había que echar con un bidón de plástico. TRørosodo por 600 coronas, carísimo, pero las habitaciones del hotel, sin ser nada del otro mundo, no bajaban de las 800 coronas, eso sí, tenía un salón bastante acogedor. Y la oferta se reducía a otros hoteles similares, de precio similar o alguna habitación o apartamento en casas del pueblo, con muy buen aspecto, pero todo estaba cerrado. Al día siguiente nos enteramos de que subían de las 1000 coronas por noche. De Røros se dice que es el más frío de Noruega, alcanzando temperaturas de hasta -30 ºC. Aunque estábamos muy lejos de eso, el aire frío que soplaba al bajar del coche nos hizo darnos cuenta de por donde iban los tiros y al salir de la cabaña dejamos el radiador encendido.
Lunes, 16. Røros - Trondheim
Røros fue un pueblo minero desde el siglo XVII hasta 1977. Ahora es un pueblo museo, en el que se conservan muchas casas de madera ennegrecidas que se construyeron alrededor de las minas de cobre. El resto de la ciudad, reconstruida después de varios incendios resulta muy atractiva con un estilo muy peculiar, con casas y puertas de muchos colores que contrastan con los tonos oscuros de la zona de minas. En uno de los edificios de esta zona hay un curioso museo que merece la pena visitar. En él se reproducen a escala los yacimientos y se puede observar todo el proceso de extracción del cobre a través de distintas maquetas con movimiento. También se puede visitar alguna de las minas en las proximidades.
Por la tarde continuamos hacia Trondheim. De camino pudimos ver a mucha gente pescando salmones en los ríos que en esta zona se ensanchaban y tenían muchos tramos poco profundos. Comimos nuestros bocadillos en un pequeño refugio de pescadores donde había cañas, botas y otros elementos de pesca, también aquí al alcance de cualquiera, sin que, al parecer, peligrasen en absoluto.
Mollenberg, TrondheimTrondheim es la tercera ciudad en importancia de Noruega. El monumento más destacable es la catedral gótica. También tiene interés la visita al palacio episcopal, justo al lado. Es una ciudad agradable para pasear, con unas bonitas casas mirando al río, aunque el barrio más atractivo es Mollenberg, entre el río Nidelva y el fiordo, es un conjunto de casas de madera de una planta, con acogedores bares y restaurantes. Desde allí parte una empinada cuesta que se puede subir en alguna de las bicis públicas que se pueden alquilar por toda la ciudad, con la particularidad de que se puede aprovechar un curioso sistema que, apoyando un pie en un pedal mecánico que se desliza por un carril, te permite subir sin necesidad de pedalear. Hay varios palacetes, pués esta fué la primera capital de Noruega. En la plaza principal algunos puestos callejeros ya habían cerrado, pero allí permanecían con las terrinas de fresas totalmente al alcance de la mano sin que, al parecer, nadie tuviese la tentación de llevarse alguna.
Un alojamiento interesante es el albergue Trondheim InterRail Centre, donde se puede dormir en dormitorios compartidos, por muy poco dinero. También es posible comer por unos precios mucho más bajos de lo usual, incluso hay un menú de 50 coronas.
El aeropuerto está a 30 km de Trondheim y como nuestro avión salía a las 7 de la mañana, optamos por cenar en el albergue y pasear hasta tarde, aprovechando que no oscurecía hasta muy tarde, y luego nos fuimos al aparcamiento del aeropuerto, donde pasamos la noche en el coche.

Martes, 17. Trondheim - Lofoten
Dejamos la llave del coche en un buzón de la agencia de alquiler y sin retraso embarcamos para llegar en menos de 1 hora a Bødo (55 €) y hacer un transbordo que nos llevará en media hora a Leknes (40 €), en las islas Lofoten. El aparato era un pequeño bimotor con capacidad para 19 personas y el aeropuerto de Leknes es como una salita de estar. Las maletas se recogen directamente del carrito que las transporta desde el avión y la oficina de la agencia donde debíamos recoger el coche de alquiler se reduce a un mostrador con 3 cartelitos de las agencias más importantes, donde no había nadie porque el avión había llegado demasiado pronto, por lo que una agente de seguridad tuvo que llamar al empleado de AVIS para que viniese a atendernos. Unos minutos después teníamos nuestro coche, más caro que en el continente (233 € por un coche pequeño, 3 días y devolviéndolo en el lugar de recogida) y nos dirigimos al camping Brustranda (www.brustranda.no/), al este de la isla, donde teníamos reservada una cabina. Está en un sitio precioso, rodeado de montañas y al borde de un lago sobre el que se distribuyen la mayoría de las cabinas, clasificadas en 3 tipos.camping Brustranda Están muy bien acondicionadas, y las mejores tienen incluso chimenea. Las de tipo medio tienen una habitación con 4 camas en literas y 2 camas más en un altillo sobre la sala, en la que se distribuye una bien surtida cocina, la mesa de comedor y otra mesita con 2 sofás, y, lo mejor, muchas ventanas con unas maravillosas vistas al lago y las montañas. El precio, 660 coronas.
El archipiélago de las Lofoten lo componen varias islas. Las tres mayores son, de norte a sur: Vestvågøya, Flakstadøya y Moskenesøya.
Aprovechando que todavía era muy temprano nos fuimos en dirección oeste, hacia Unstad, y, aún sin saberlo, también hacia el episodio negro de nuestro viaje. A tener en cuenta para viajar en las Lofoten. Cuando circulábamos disfrutando del paisaje, un policía nos hace señales para que paremos. Pensamos que se trataría de un control rutinario cuando se acerca mostrándonos una pequeña pantalla en la que se podía leer: 72. Dijo que esa era la velocidad a que circulábamos y que en esa zona estaba limitada a 60km/h, como se indicaba en una señal unos metros más atrás, y que entrásemos en el coche policía allí aparcado donde su compañera nos daría más detalles. Del coche salía una pareja de sudamericanos enfadadísimos y pronto entendimos porqué. La policía nos dijo que habíamos superado el límite de velocidad y que eso estaba castigadísimo en Noruega, concretamente con 2900 coronas (más de 360 €!!), y habíamos tenido suerte porque por 75 km/h la cosa se pondría en 1000 coronas más. De ninguna forma se justificaba que la lectura de la pantalla correspondiese a nuestro coche pues allí no figuraba la matrícula ni había foto ni nada que nos asociase con esa lectura, y teníamos rserias dudas de que circulásemos a esa velocidad. De nada valieron nuestras quejas, la policía nos pidió la VISA y nos dijo que el cargo se haría efectivo a los 3 días, sin posibilidad de recurso ni descuento por pago inmediato. Pensamos en la posibilidad de negarnos pero eso implicaría que nos harían perder mucho tiempo del poco de que disponíamos y pensamos que difícilmente podríamos evitar el pago puesto que se trataba de nuestra palabra contra la suya. Al mostrar nuestra sorpresa por un límite tan bajo porque aunque la carretera no es mejor que alguna local española, era una zona apenas habitada, 2 ó 3 casas y sin peligro, con alguna curva sin dificultad alguna y en la carretera principal de las Lofoten, la policía nos respondió que en verano había mucho tráfico y que las carreteras eran muy estrechas y había que evitar las altas velocidades. A nuestra queja de que no habíamos visto ninguna advertencia de ese tipo ni en el aeropuerto ni en ningún folleto informativo ni en la carretera, que sería lo lógico para advertir a la gente que llegase de fuera, la única respuesta fue que era la ley, que daba muy mala imagen pero que era la ley. En la lista donde la policía tomaba notaba de nuestros datos pudimos comprobar como el goteo era continuo y, a juzgar por los nombres, casi todos extranjeros, y para sancionar velocidades que iban desde los 62 a los 78 km/h, ninguna velocidad desproporcionada porque realmente la carretera no se presta para ello. Días después pudimos comprobar que los controles eran continuos, pero siempre en esa carretera, no en las que van desde ella a la costa puesto que en estas es casi imposible superar los 60 km/h debido a las numerosas curvas y lo estrecho de las mismas y, claro, no hay nadie a quien multar. Nuestra sensación fue que se trataba de una especie de impuesto encubierto, Cuando nos íbamos entraba en el coche una pareja de italianos y otros dos japoneses se mostraban estupefactos ante la pantalla del policía. Entonces pudimos comprobar como funcionaba la cosa. El policía, sentado en un tronco al borde de la carretera, en una zona oculta a los conductores, sostenía una especie de bazoka sobre su hombro, que, en realidad, era un teleobjetivo con el que podía comprobar si los ocupantes del coche llevaban el cinturón puesto, y además en la pantalla leía la velocidad que el detenía cuando le parecía oportuno, entonces detenía al coche, supuesto autor de la infracción, sin que nada lo asociase con esa velocidad, el conductor pasaba al coche de su compañera y el volvía a la caza, esperando el tiempo justo para que nos se formasen colas esperando para ser multados. Muchas veces, en concreto en esa zona, es casi imposible ir a menos de 60 si no vas continuamente mirando el cuentakilómetros, por lo que si no lo sabes, porque vives allí o porque te han multado ya, es solo cuestión de azar el que no te multen, si tienes la suerte de pasar mientras le enseñan la pantallita a algún incauto. Conducir desde entonces en las Lofoten, especialmente en la carretera principal, se hizo realmente pesado porque el límite en toda la isla es de 90 km/h, pero hay muchísimas limitaciones a 60 ó 50, y muy pocas señales de fin de limitación, con lo cual te encontrabas en ocasiones con rectas de muchos cientos de metros después de alguna curva limitada a 60 pero sin fin de limitación y tenías que ir frenando para no rebasar el límite. Lo curioso es que, a veces, se formaban pequeñas caravanas, sin que nadie adelantase, aún pudiéndolo hacer, sin duda, noruegos o multados.. Por si fuera poco, en Noruega es obligatorio conducir con las luces siempre encendidas. Esto no es mucho problema en la zona de los fiordos, porque con tantos túneles es difícil olvidarse, además en el coche que alquilamos se encendían automáticamente al encender el coche, pero no en este y eso unido a la falta de costumbre y el hecho de que aquí apenas hay túneles y además es de día casi las 24 horas hacía que se nos olvidara continuamente encenderlas o apagarlas al apagar el coche.
Con un gran mosqueo, seguimos hacia Unstad, una aldea minúscula, a donde se llega después de pasar un estrecho túnel que da paso a un paraje precioso, prados verdes rodeados de montañas, algunas casitas de colores, rojo sobre todo, la playa y el mar al fondo. De vuelta a la carretera principal, de nuevo la abandonamos para dirigirnos a otro sitio parecido, Uttakleiv.Haukeland
Al volver, paramos para pasear por la preciosa playa de Haukeland, con una fina arena blanca, también rodeada de montañas, prados verdes que llegan a la misma arena, ovejas pastando tranquilamente, y la playa desierta, una gozada. Un rayito de sol se atrevió a asomarse y aproveché para quitarme el anorak y las botas de goretex que ya formaban parte del uniforme habitual desde hacía ya 10 días, para darme un baño muy refrescante en el Mar del Norte. Por cierto, me he bañado muchas veces, incluso en verano, con el agua mucho más fría en las playas de Galicia. En estas carreteras difícilmente se pueden superar los límites de velocidad, debido a su trazado y estrechez, pero, aunque se pudiese, sería difícil hacerlo porque lo que apetece es ir muy despacio disfrutando de preciosos paisajes, y parando cada ratito para verlo con calma o hacer alguna foto.
Por la tarde decidimos recorrer algo de la costa este, en dirección norte. El pueblo más atractivo en que estuvimos fue en Henninsgvaer, casas rojas sobre el mar, secaderos de bacalao, aunque vacíos, porque en el verano ya no están al aire para evitar que el calor los estropee, eso nos contó un catalán, muy amable, que tiene en el centro del pueblo una pequeña tienda de souvenirs, aunque también vende bacalao envasado al vacío, especialmente a españoles. Él nos recomendó probar la sopa del restaurante Fiskekrogen. Nos acercamos y comprobamos que era un sitio muy agradable, sobre el mar, con muchas cristaleras. Los precios eran casi tan altos como en Bergen, pero comprobamos que hay posibilidad de elegir entre un mismo plato, grande o pequeño, a menor precio, así que hicimos cuentas y una sopa de pescado, riquísima (145 NOK), y un plato pequeño de rape, sofisticado y exquisito, con un par de cervezas (a 8€) nos salió por 405 NOK.
medianoche en EggumContinuamos hasta Svolvaer, de donde nos fuimos enseguida porque no tiene ningún atractivo. Ya eran más de las once de la noche y lucía el sol. Para verlo en su punto más bajo nos fuimos al punto más occidental de las Lofoten, en Eggum. Allí llegamos poco después de las 12 y permanecimos hasta casi las 2 admirando un continuo cambio de tonalidades en el cielo y el mar, a capricho de las nubes que aparecían y desaparecían delante del sol que no llegó a ponerse en ningún momento por completo. Hacía un viento tremendo que apenas permitía caminar.

Miércoles, 18. Islas Lofoten
bacalao en ÅNos dirigimos hacia el sur, a la isla de Moskenes, hasta el pueblo más meridional, Å. Esta isla es la más bonita, una sucesión de montañas que apenas dejan sitio para la carretera y los pequeños pueblos que aparecen aprovechando los puertos naturales, y mar por todas partes. Hay muchos secaderos de bacalao y aquí sí se podían ver muchos todavía colgados. Visitamos Å, Sørvagen Reine y Hamnøya. Todos están en situados en sitios preciosos, con casas de madera, casi todas rojas, muchas de ellas sujetas sobre una serie de postes clavados directamente en el mar. Eran las antiguas casas de pescadores, pero en la actualidad casi todas se dedican al turismo, la mayoría como alojamientos, bien acondicionadas, pero caras, bastante más que la que nosotros alquilamos. Å tiene fama de ser el más bonito, pero también es el más turístico y eso le quita parte de encanto, aunque la vista desde la parte alta del pueblo es espectacular. Hay un agradable restaurante sobre el mar con una terraza. Espectaculares son también las vistas desde la cima de cualquiera de los picos que rodean estos pueblos, algo para lo que nos faltó tiempo. Reine estaba mucho más tranquilo. Es un bonito sitio para darse unos paseos junto al mar aunque el día que estuvimos hacía un viento fuertísimo que por veces casi impedía andar. Tanto aquí como en Hamnøya se puede comprar bacalao, salmón o Reineballena, frescos, ahumados o envasados al vacío.
Sørvagen no tiene un atractivo especial, pero sí hay un un bonito restaurante, con algunas mesas en el exterior en un terraza con vistas al muelle, al que llegamos demasiado pronto para cenar y como íbamos en dirección a Reine, la camarera nos recomendó otro allí, no recordamos el nombre pero es de la misma propietaria de los rorbus (cabañas) de alquiler (Reine Rorbuer) y está justo al lado de la recepción. Es un local muy acogedor, con decoración marinera, redes, remos, una barca sobre las escaleras..También hoy hicimos una cena ligera, con una sopa, un plato pequeño (un carpaccio de pez del ártico, buenísimo) y otro grande (rape con una conservación similar al bacalao), un postre y una cerveza, por 540 coronas. Los platos principales suelen costar unas 250 coronas.

Jueves, 19. Islas Lofoten
Fuimos en primer lugar a enterarnos donde deberíamos coger el autobús que el día siguiente nos llevaría al aeropuerto de Evenes, a unos 240 km. Al ser Leknes la segunda ciudad de las Lofoten esperábamos una pequeña estación de autobuses y nos costó un poco entender que el lugar que nos indicaban en la oficina de turismo no era el edificio de enfrente sino la acera, en donde había una pequeña señal que indicaba el lugar donde paraba el autobús. Nuestra intención inicial era hacer ese viaje con el coche, pero eso suponía un suplemento por dejarlo en otro lugar de unos 150 €, lo que unido a un día más de alquiler más la gasolina resultaba mucho más caro que el autobús, a pesar de los 60 € por persona. Y tampoco encontramos otra combinación mejor por avión.
De nuevo en dirección sur, nos acercamos a Nusfjord, Nusfjord
para nosotros el pueblo más bonito de las Lofoten. Su emplazamiento entre montañas, metido en el mar, sus casas rojas de madera y una la tranquilidad que se respira hacen que sea una delicia pasear por el pueblo y sus alrededores. Incluso hay una antigua tienda de pueblo, donde se puede encontrar un poco de todo, con mucho encanto, a pesar de que está en parte reconvertida en tienda de recuerdos. Desde aquí, como en Reine y en Å, es posible organizar excursiones de todo tipo en el mar: paseos, pesca, visitas a islas próximas.. En general son bastante caras, desde unos 50 € las más sencillas, en adelante.
Una posible excursión, que tuvimos que desechar por falta de tiempo es ir en autobús desde Sortland a Stokmarknes, para alli tomar el Hurtigruten (www.hurtigrutenspain.com/) y bajar hasta Sortland atravesando el Trollfjorden, otro de los míticos fiordos. En contra de lo que nos habían dicho en España, incluso el día antes se podían encontrar plazas (unos 24 €).

Viernes, 20. Lofoten - Oslo
Salimos a las 12 de Leknes y llegamos a las 2 a Stokmarknes. Allí tuvimos que esperar casi 2 horas en una estación de autobuses bastante cutrilla, aunque el personal era muy amable. Había perdido la cubierta de mi PDA en el autobús y me dijeron que intentarían localizarla y si lo conseguían me la enviarían por correo a España. Un poco después de las 7 llegamos al aeropuerto de Evenes, donde embarcamos rumbo a Oslo (65 €). Aquí llegamos pasada la medianoche y como nuestro avión salía a las 7 de la mañana decidimos dormir en el aeropuerto. Desde luego no se nos había ocurrido solo a nosotros. Mucha gente hace esto, ya sea por falta de tiempo para ir a un hotel, o por ahorrarse unas pelas. En la página http://www.sleepinginairports.net/ se puede encontrar información al respecto. En el de Oslo no te ponen ninguna pega, incluso las luces de las zonas comunes se atenúan y muchos asientos están unidos en bloques de 4 ó 5, sin separación entre ellos y sin respaldo, lo que los convierte en una cama estupenda. Nos costó encontrar algo libre, aunque al final conseguimos un sitio bastante apañao. Poco después, a nuestro lado se instaló un grupo de 5 mochileros que tiraron de esterillas, sacos y en un momento montaron todo un campamento en el suelo,

Sábado, 21. Oslo – Londres
Después de pasar la noche en el aeropuerto subimos con calma a la zona de embarque confiados en que aún teníamos hora y media por delante, pero nuestra sorpresa fue mayúscula cuando vimos la cantidad de gente que había en la única cola para todos los mostradores, cientos de personas. Después de algunos minutos y algunos cálculos nos dimos cuenta de que no nos daría tiempo y era imposible avanzar. Todo el mundo cargadísimo de maletas y casi nadie dispuesto a dejarte pasar. Menos mal que finalmente una azafata vino a buscar a todos los que nos dirijíamos a Londres y después de varias carreras aún nos sobraron unos minutos por un pequeño retraso.
Desde Oslo volamos a Londres (130 €) con SAS.
Nuestro viaje continuó todavía durante unos días en Londres, pero esa es otra historia..

2 comentarios:

catavientos dijo...

Hola!
somos una pareja que vivimos en Madrid y estamos planificando el viaje a Noruega haremos en agosto.
El azar "internauta" nos llevó a este blog y vuestras vivencias nos están ayudando a perfilarlo e incluso a recurrir a algún alojamiento de los que sugerís.
Seguiremos asomándonos para tomar notas y en el futuro, para disfutar de vuestros postreros viajes,
un saludo
Clara y Jorge

Vega dijo...

Hola!
Somos 6 estudiantes que hemos conseguido un vuelo Gerona - Noruega (Torp Airport) por 10 euros.. Hacia tiempo que queriamos ir allí, pero si te soy sincera, vamos muy perdidas... Llevo dias leyendo blogs, y el tuyo me ha encantado, encuentro que esta muy, muy completo.

Vamos a ir en Diciembre 3 dias (del 4 al 7) y como no tenemos ni mucho tiempo, ni dinero, basicamente queremos quedarnos en un sitio concreto. Si pudieras recomendarme alguna ciudad bonita donde alojarnos, me harias un favor.
Aquí te dejo mu dirección de correo: a_vega_lla@hotmail.com
Gracias de antemano!!!!