De una forma un tanto imprevista surgió la idea de hacer este recorrido, después de pasar unos días en la Provenza, y ha resultado ser una magnífica decisión. Aunque hace 2 años ya había hecho parte del camino primitivo de Santiago yo solo en bici, esto se aventuraba un poco más complejo, lo que por momentos me hacía tener alguna duda, pero también me resultaba muy atractivo. Lo organicé en los primeros días de julio, un tanto despistado en un principio, pero pronto tenía una idea más o menos clara de lo qué iba a hacer y de los lugares dónde me alojaría. Esto era algo que me preocupaba un poco porque cuando intentaba hacer reservas en la zona daba la impresión de que casi todo estaba ocupado; sin embargo, la realidad era muy distinta.
Itinerario
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Aunque en realidad venía de Marsella, consideraré el inicio del viaje en Ginebra, una de las mejores opciones si se viaja directamente desde España.
Día 1. Domingo, 16
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Ginebra - Lausana
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Día 2. Lunes, 17
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Lausana
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Día 3. Martes, 18
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Lausana - presa lago Moiry (tren-bus). Lac Moiry - Arolla
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Día 4. Miércoles, 19
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Arolla - refugio Prarayer
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Día 5. Jueves, 20
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refugio Prarayer - parking del lago de Place-Moulin. Aosta - Breuil Cervinia (taxi)
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Día 6. Viernes, 21
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Cervinia - Zermatt
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Día 7. Sábado, 22
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Zermatt - Swatchsee - Zermatt. Zermatt - Lausana (tren)
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Día 8. Domingo, 23
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Lausana - Ginebra - Santiago de Compostela
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En el gráfico que sigue se indican los distintos medios de locomoción utilizados para acceder al entorno del Cervino. No es sencillo, ni barato, llegar sin disponer de coche propio, aunque este solo sería útil haciendo el tour completo y no era mi caso. Además habría que pagar el alquiler de todos los días que dure el recorrido, por lo que esta sería una opción para considerar entre varias personas, pero muy cara para uno solo. He representado en negro los viajes en tren, en azul en autobús o taxi, en rojo a pie y en verde en telecabina.
Presupuesto
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concepto (precio 2 personas) | importe |
BlablaCar (Ginebra - Lausana: 5€; Lausana - Ginebra: 5€) |
10 €
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Autobús + tren (Lausana - Moiry: 64 CHF) |
57 €
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Taxi (refugio Prarayer - Aosta: 100 €) |
30 €
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Bus (Aosta - Chatillon: 3€; Chatillon - Breuil-Cervinia: 2'90€) |
5'9€
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Tren (Zermatt - Lausana: 82 CHF) |
75 €
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Avión (Ginebra - Santiago) |
150 €
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Alojamiento. 5 noches (c/desayuno y 1 cena) |
205 €
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Comidas (6 días) |
185 €
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Otros (telecabinas, entradas, pequeñas compras...) |
90 €
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Total aproximado
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810 €
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TOTAL POR P | € |
Páginas web de interés
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Generales | |
blog de muntanya | varias entradas del año 2015 en relación con el tour del Cervino, incluye enlaces a los tracks en wikiloc |
entremontañas | tour del Cervino completo, con mucha información, también incluye tracks en wikiloc |
tebarray | el tour visto por otro grupo |
cervino | de todo sobre el Cervino |
cervinia | información sobre Breuil-Cervinia |
Transportes | |
rome2rio | cómo ir de dónde a dónde quieras (en cualquier lugar del mundo) |
tren y bus | página web de SBB (todo lo que necesites para moverte en Suiza o entre Suiza y el resto de Europa |
Guías en papel
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He buscado mucho para tener algo en papel, por si tenía algún problema con el gps y en español lo único que he encontrado es esta guía, de la editorial Desnivel, escrita por Cándido Muñoz:
Me ha valido en España para hacerme una idea de lo que me encontraría pero luego he visto que tiene algunos errores, en cuanto a distancias y tiempos, y sobre el terreno he utilizado una que he comprado en una librería de Lausana y que me ha gustado más. La edita Editions Monographic, y el autor es Jules-Henri Gabioud.
Tiene un tamaño manejable, con bastante información útil y buenos mapas. A mí me sirvió como referencia en muchas ocasiones. También me llevé un mapa de la zona, que solo cubre las etapas de Arolla - Prarayer - Breuil-Cervinia - Zermatt, útil para hacerse una idea de lo que te vas a encontrar el día anterior, aunque sobre el terreno solamente lo utilicé en un par de ocasiones.
El tour. Algunos apuntes de interés
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Como se repite en todas las guías y en muchos carteles a lo largo del trayecto, se trata de un recorrido de alta montaña por lo que hay que tomar las precauciones razonables: llevar calzado y ropa adecuada, teniendo en cuenta que la climatología puede sufrir cambios muy bruscos en muy poco tiempo. En mi caso, un día pasé de unos 20º y un día espléndido a menos de 10º, con rayos, truenos, granizo y lluvia fuertísima en apenas 1 hora.
Todo el recorrido está señalizado, pero no está de más llevar un mapa, o mejor, un gps con la ruta descargada, porque en algunos momentos se pueden plantear dudas, especialmente si el día se cierra con niebla.
Conviene llevar agua suficiente. Hay trayectos largos en los que no se puede encontrar. En algunas zonas, aunque reconozco que no se si es o no recomendable, yo he bebido agua procedente del deshielo del glaciar.
Otro aspecto importante a tener en cuenta es el peso de la mochila. La mía, con algo de comida, agua y la ropa de abrigo dentro estaba cerca de 10 kg y estoy convencido de que debería pesar menos, aunque no se muy bien que podría quitar, pero he visto gente caminando con pequeñas mochilas que seguro que no pasaban de 5 o 6 kg.
Cambio de divisas
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Aunque la moneda oficial es el franco suizo, para estancias cortas realmente no es necesario ni siquiera cambiar, pagando con tarjeta, o incluso con euros, aunque en este caso el cambio suele ser desfavorable. Yo compré algunos francos en una oficina de cambio en Lausana, a 1´085 CHF/€ y también saqué algo más en un cajero, 1´05 CHF/€, por si tenía que pagar en efectivo en el refugio Prarayer (justo después me di cuenta de que el refugio está en Italia). Hay que tener en cuenta que el banco puede cobrarte comisión por sacar en un cajero de fuera de España, aunque yo tengo una tarjeta de evobanco y, por el momento, no la cobra.
Día 1. Ginebra - Lausana
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Como dije, el día anterior fui de Marsella a Grenoble, donde pasé la noche. Había estado en Grenoble varias veces, la última hace más de 15 años, y, aunque ya me había gustado entonces, me pareció que había mejorado mucho, con modernos edificios, muy limpia y con un entorno envidiable, rodeada de las montañas de Les Vercors.
A mediodía me fui en tren desde Grenoble a Lausana y desde allí, en Blablacar, a Lausana, a donde llegue sobre las 7 de la tarde del domingo. El trayecto desde Ginebra a Lausana, y vuelta, lo realiza mucha gente cada día y, aunque hay muchos trenes, también hay muchas ofertas en Blablacar diariamente, la mayoría por 5 €.
Día 2. Lausana
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Tuve la fortuna de que me dejaron un piso en Lausana, lo que me permitió pasar un día muy tranquilo, paseando por la ciudad y haciendo los preparativos de última hora. Una de las cosas que más me preocupaba era si necesitaría grampones para cruzar los dos glaciares con que me iba a encontrar. Había buscado información en foros y también había hecho alguna consulta por correo, pero las informaciones eran contradictorias. Finalmente pude localizar una tienda en Lausana, Passe Montagne SA, donde podría alquilar los grampones, y cualquier otro tipo de material, por un precio razonable, 38 CHF por una semana. Un bastón también resulta útil, pero el mío se quedó en el aeropuerto de Madrid. De Santiago a Madrid, debido a la gran afluencia de peregrinos que llevan bastón, te permiten facturarlo sin coste, poniéndolo directamente sobre la cinta, sin envoltorio alguno, pero en el control de Madrid me dijeron que no podía pasarlo y que si quería facturarlo me costaría 35 €, más del valor del bastón (y aún tendría que tomar dos aviones más), por lo que allí quedó. Por suerte mis amigos también me facilitaron un bastón...
Llame a la oficina de turismo de Zermatt para preguntar si necesitaría los grampones y la chica que respondió me dijo que sí, pero no trasmitía mucha seguridad, más bien parecía que respondía sin mucho conocimiento, por lo que llamé a la oficina de guías de montaña (+39 0166 940986) y allí otra chica que tenía mucha más información me aseguró que en absoluto eran necesarios.
Necesitaba también un mapa y me fui a la librería Payot, enorme y con libros de todos los temas. Buscaba un mapa topográfico muy concreto que no tenían, pero me ofrecieron otras opciones y finalmente compre otro que me pareció bastante bueno, además de una guía del tour por etapas.
Hechas las compras dediqué el resto del día a callejear por la ciudad. Es bonita la zona monumental próxima a la catedral pero como hacía calor me fui hacia el lago, al agradable barrio de Ouchy. Después de un alto para disfrutar de una buena cerveza en el puerto, preparando la primera etapa del día siguiente, continuo hasta la zona de Bellerive. Allí hay un enorme complejo, con piscinas, tumbonas y todo lo necesario para disfrutar del sol y el lago... pero había bastante gente y no me apetecía pagar la entrada para estar solo un rato, así que me fui hacia el lago buscando donde darme un baño y enseguida me encontré una especie de chiringuito, Jetée de la compagnie, muy agradable, con mesas de madera a la sombra justo al borde del lago. Allí estuve un rato, bañándome, disfrutando del lugar... y hasta me permití un gintonic, por solo 4 €!!, claro que era versión suiza, un mini gintonic, pero estuvo bien.
Aunque era domingo, en la estación había un super abierto (también había algunas tiendas de alimentación abiertas cerca de la casa, en la zona de la plaza de la Riponne, la mayoría regentadas por latinoamericanos) y puede comprar algunas provisiones, suficientes para hacer una tortilla, de la que deje un trozo para el día siguiente...
Galería |
Día 3. Lausana - presa Moiry - Arolla
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Todo estaba decidido. Saldría desde la presa de Moiry. Este suele ser un punto intermedio entre la etapa de Zinal a Arolla, pero yo no tenía tiempo para comenzar en Zinal. Estas serían las combinaciones de transportes para llegar a la presa:
6:21 - 7:35 tren Lausana - Sierre
7:40 - 8:08 bus La Poste 451 Sierre - Voisy
8:15 - 8:34 bus La Poste 452 Voisy - Grimentz
8:42 - 9:11 bus La Poste 455 Grimentz - presa lago Moiry
Los tiempos de transbordo son muy justos pero todo está pensado para que nadie pierda su enlace. El bus en Sierre se coge justo al lado de la estación, necesitarás apenas 1 minuto para ver los clásicos buses amarillos de La Poste. Eso sí, conviene no liarse porque el tiempo es justo. De todas formas, el conductor se lo tomó con calma y permitió que todo el mundo subiese tranquilamente y sin apuros. A partir de ahí, al menos el día que yo fui, no cambiamos de autobús sino que en cada parada le cambiaban el número al coche, pero siempre seguimos en el mismo. Hace una pequeña parada en la plaza de Voisy, un pequeño pueblo de montaña. Para un apuro, justo en la plaza hay una cafetería-panadería. La siguiente parada, solo para subir o bajar, es en La Melissa (Grimentz), situado en un lugar espectacular, con un montón de chalés alpinos repartidos por la ladera, con unas vistas impresionantes. Hay que estar pendientes al llegar a la presa (barrage) de Moiry porque el autobús todavía sigue unos kilómetros más, hasta el glaciar. Yo no me bajé, pensando que la presa sería la última parada pero por las fotos que había visto y lo que había leído me pareció que algo no iba bien y cuando se lo dije al conductor enseguida paró para decirme por dónde debía ir. Al borde de la presa hay una cafetería-restaurante, en la que anunciaban tartas caseras, pero en ese momento todavía no las tenían preparadas.
Así las cosas, a las 9:15 estaba en la presa dispuesto a comenzar mi demi-tour del Cervino con un día precioso, sin una sola nube en el cielo.
Etapa 1. Lac Moiry - Arolla
Después de cruzar la presa de Moiry (2.250 m) se sigue una pista hacia la izquierda que más adelante dejaremos tomando un camino a la derecha siguienda la indicación de Coll de Torrent. En uno de los tracks de mi gps decía que siguiendo de frente también se llegaría a enlazar con este camino, evitando alguna curva, pero había unas máquinas trabajando y decidí seguir las señalizaciones.
Se sigue ascendiendo y después de pasar por el alpage Torrent (2.500m; 3'1 km; 1h). Hay una fuente en esta zona pero cuando yo pasé no tenía agua. Se pasa también una granja y una zona de pastos con rebaños de vacas para llegar al Lac de Autannes (2.650m; 5'1km; 1:30h). Después de una subida con algún fuerte repecho se llega al Coll de Torrent (2.916m; 6'6km; 2h).
En toda la subida apenas me había encontrado con media docena de personas. Pasé uno minutos disfrutando de las espectaculares vistas, que en días claros pueden alcanzar hasta el Mont Blanc. A mi espalda la presa de Moiry y Lac de Autannes y al frente, en el valle, las poblaciones de La Ville, La Sage y Les Audères. Por momentos la niebla cubría totalmente el valle, para descubrilo de nuevo en pocos segundos. Llegó entonces un grupo procedente del valle y el que parecía el guía, o el líder, no dejaba de dar voces animando a los que iban subiendo con mas dificultades. Era el momento de marcharse. Al poco de comenzar la bajada la niebla desapareció por completo y de nuevo lucía un sol radiante.
Finalizando la pendiente más fuerte me encontré una marmota que corría a su madriguera y poco después una pequeña laguna, Beplan Gouille (2.520m; 8'2km;3h), el sitio perfecto para refrescar los pies y comer una fruta. Se estaba bien allí y me paré un buen rato disfrutando del lugar. Cuando ya me iba me crucé con una chica que subía con un bebé de pocos días, seguro que no meses, y me quedé pensando si era muy decidida o muy imprudente, aunque desde luego iba bien preparada, con una buena mochila para el niño y un gran paraguas que parecía especialmente diseñado para repeler lo rayos ultravioletas.
Aproximadamente 1 hora después se llega a los primeros a los primeros chalés y a una pequeña zona boscosa en donde encuentro las primeras sombras del día que se agradecen mucho en ese momento porque empezaba a hacer bastante calor.
Al poco llegué a La Ville y media hora después, ya por la carretera, después de una pequeña confusión provocada por una señal que parecía indicar un camino alternativo, estaba en Les Haudères (1.700m; 15 km; 5:30h). En una plaza del pueblo había una estupenda terraza, que resultó ideal para tomar una cerveza y el resto de la tortilla que había hecho el día anterior en Lausana. Justo después de pagar eran las 3:15 de la tarde, y cuando dudaba si hacer a pie el último tramo que va bordeando la carretera llegó el bus de La Poste que paró en la misma plaza, así que me subí.
Son 11 km, algo menos a pie, por una preciosa carretera, que por momentos permite disfutar de unas hermosas vistas del pico Dent Blanche (4.358m). El conductor me debió ver muy entusiasmado porque paró el autobús un momento por si quería hacer alguna foto.
Mi hotel, Aiguille de la Tza, estaba 1 km antes de Arolla, etapa final del autobús, y allí llegué a las 4 de la tarde.
Perfil de la etapa:
Presa de Moiry (2.250 m)
Alpage Torrent (2.500m; 3km; 1h)
Lac de Autannes (2.650m; 5´1km; 1:30h)
Coll de Torrent (2.916m; 6´6km; 2h)
Beplan Gouille (2.520m; 8´2km;3h)
La Ville (1.735m; 13´5 km; 5h)
Les Haudères (1.700m; 15 km; 5:30h)
Subida acumulada: 600m Bajada acumulada: 1.100m
Como era temprano me dió tiempo a darme una buena ducha e instalarme cómodamente, muy cómodamente, puesto que en la planta en la que estaba había 10 habitaciones con 8 camas en literas en cada una y estaba yo solo en toda la planta. En el hotel había alguna gente más pero poca. La habitación tenía buen precio, 27 CHF, pero el menú para la cena, muy básico, no tanto: 30 CHF, sin bebida, claro. Y el desayuno 10 CHF.
Decidí dar una vuelta por Arolla, a solo 1 km de distancia, pero con una fuerte subida. Es un pueblo muy pequeño, de solo unas casas y alguna tienda, pero en un enclave precioso y con mucho gusto. Hay 2 o 3 restaurantes, pero los precios no eran más bajos que los del hotel, por lo que volví a cenar allí. Finalmente, eligiendo algún plato a la carta, fueron 28 CHF, bebida incluida.
galería de imágenes |
Día 4. Arolla- refugio Prarayer
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El desayuno no era tampoco barato pero al menos era bastante completo, necesario para el día duro que me esperaba.
Etapa 2. Arolla - refugio Prarayer
Salí a las 8:15 del hotel y después de una pequeña parada en Arolla para comprar pan y unas tiritas, porque empezaba a tener un pequeño roce en un talón, siguiendo las indicaciones a la salida del pueblo comencé a caminar por una carretera asfaltada que pronto se convierte en una pista de tierra que más adelante se abandona para luego cruzar un río (2.085m; 3´5km; 1h) y enseguida girar a la derecha por un sendero que empieza a ganar altura muy rápidamente.
El camino serpentea durante casi 1 hora con fuertes repechos poco antes de llegar a una zona llana, justo cuando se pasa bajo una imagen de una virgen al borde de una gran roca.
Después de un brusco giro a la izquierda comienza un nuevo tramo con una fuerte subida. Se llega entonces a un desvío que, a la izquierda, nos lleva al refugio de Bertol. Hacía allí se dirigían las pocas personas, 6 o 7, que caminaban en mi misma dirección.
El camino gira a la derecha y al poco se desciende y tendremos en frente el final del Alto Glaciar de Arolla.
Las 2 horas siguientes fueron de lo mejor de todo el recorrido. Poco a poco me fuí adentrando en el glaciar y solo, sin encontrarme a nadie, entre unas montañas espectaculares, con un día espléndido, oyendo únicamente el discurrir de los arroyos que se formaban por el deshielo y corrían con fuerza, formando preciosas cuevas de un azul intenso, pensé que ya había merecido la pena... aunque todavía no había visto el Cervino.
Y eso a pesar de que hubo unos minutos en que no lo pasé del todo bien. Tenia claro que debía subir en busca del glaciar para cruzarlo y finalmente salir por la parte derecha. Al principio hay algunas señales de color blanco y azul en las piedras que permiten avanzar sin mucha dificultad.
Pero cuándo se entra en la zona de hielo las señales desaparecen y el avance se hace un poco más complicado (2.660m; 9km; 3:30h). Tenía 2 tracks de la zona en el gps, uno seguía por la derecha, pero un torrente impedía el paso, sin descalzarse y remangarse el pantalón, y tampoco parecía muy claro el avance por ese lado. Intenté seguir el otro pero llegué a un punto en que era imposible porque directamente me metía en una pequeña cueva por donde discurría el arroyo.
Supongo que dependiendo del momento en que lo haga cada uno se podrá avanzar por uno u otro lado. Yo continué por la izquierda, por una zona de morrenas, que hacía muy difícil el avance porque las rocas se desprendían con facilidad y aunque no eran alturas de importancia era fácil torcerse un pie, lo que sería una dificultad considerable en esa situación. Fueron unos 20 minutos en los que tenía la sensación de no moverme del sitio a pesar de un considerable esfuerzo, pero pasado ese momento, ya en la zona de hielo más duro, todo era mucho más fácil, cierto que había alguna grieta pero que con un mínimo de cuidado no suponían ningún problema, al contrario, permitían disfrutar de los torrentes de agua y pequeñas cuevas de hielo de un intenso color azul.
Entonces caminé despacio, incluso retrocediendo, haciendo alguna foto y disfrutando de un entorno maravilloso. Y en ningún momento había necesidad alguna de grampones, que era algo que me preocupaba mucho antes de comenzar.
Ya en la parte alta del glaciar hay que dirigirse hacia la derecha y buscar el camino que asciende hacia el Coll Collon. Es muy recomendable en esta zona un gps, especialmente si las condiciones climatológicas no son buenas y hay niebla, puesto que no es fácil localizar el camino hasta que estás casi al lado y las señales son muy escasas, yo únicamente he visto un par de balizas blancas y azules en el suelo cerca del camino y un palo en lo alto en el que ondeaba un trapo rojo que alguien dejó para facilitar la localización. En este último tramo me encontré a la primera persona que se cruzaba conmigo en todo el día. A partir de ahora hay algunas marcas blancas y azules sobre las piedras que facilitan la orientación, que ya no reviste mayor dificultad hasta la cima de Coll Collon (3.087m; 12'5km;5:30h).
A partir de aquí, siguiendo las indicaciones al refugio Collon-Nacamuli se entra en territorio italiano y el cambio de paisaje es considerable, dejamos la nieve atrás y entramos en una zona pedregosa. Enseguida se adivina al fondo el refugio y un montón de marcas, ahora amarillas, sobre las piedras que dibujan el camino que habrá que seguir.
No es especialmente difícil pero hay que tener mucho cuidado con posibles torceduras porque hay muchas piedras sueltas y es fácil resbalar. En la cima empezó a hacer viento y frío y el cielo comenzó a cubrirse. Bajé un poco y parapetado entre unas rocas me tomé un bocadillo para recuperar fuerzas y enseguida continué.
Al poco cayeron unas gotas de agua, a lo que no di mucha importancia, pero unos minutos después lo que caía era un diluvio. Apenas me dió tiempo a ponerme el anorak y cubrir la mochila y avancé rápido pensando en hacer una parada en el refugio Nacamuli que ya se veía cerca.. bueno, no tanto como creía, porque hay 2 edificios próximos y el refugio no es el primero que se ve. Pero cuando llegué al desvío del refugio bajó la intensidad de la lluvia y, pensando que me quedaban unas 2 horas hasta Prarayer y que podía comenzar a llover más fuerte decidí continuar.
Poco despúes la vaguada se iluminó y un trueno estremecedor retumbó haciendo parecer que las montañas se iban a desmoronar. No pasaron muchos segundos antes de que se repitiese la escena. Fue precioso y al tiempo sobrecogedor y empecé a dudar si sería mejor volver a Nacamuli o seguir adelante...
Hubo solo un trueno más y finalmente decidí continuar. Pronto empezó a llover con muchísima fuerza, incluso a granizar por breves momentos. Hay bastantes señales y además en el primer tramo únicamente hay que bajar y bajar, pero por una zona con muchas piedras que comenzaban a ponerse peligrosas con la lluvia. Llovía tanto que el gps resultaba de poca ayuda porque si conseguía limpiar las gafas apenas podía ver la pantalla... Esto me hizo pensar que cuando llegase al valle tenía que tener mucho cuidado de no equivocarme. Ya casi abajo hay una zona con escaleras metálicas y cuerdas pero no suponen una especial dificultad. Entonces vi un grupo de 4 personas al fondo y aceleré el paso hasta alcanzarlas. Conocían el camino al refugio, aunque no iban para allí, y eso me tranquilizó. El camino por el valle, con el cauce de un río a nuestra derecha, sigue transcurriendo por zonas pedregosas pero sin especial dificultad, salvo por la lluvia que obligaba a tener especial cuidado. Llegamos así a un punto en el que hay una señal que indica el refugio Prarayer atravesando por un prado en el que apenas se distinguía el camino, lo que me hizo dudar y pregunté a mis acompañantes si no sería mejor seguir hasta el lago Di Place Moulin, en donde ellos tenía el coche y luego continuar por el borde del mismo hasta el refugio. Me dijeron que ese camino era mucho más claro, pero que haría un rodeo importante. Finalmente me metí por el prado y pronto aparecieron algunas señalizaciones más, lo que me tranquilizó. Se atraviesan unas granjas y casetas para el ganado y después un camino hacia la izquierda nos lleva hasta el refugio, en la cabecera del lago (2.010m; 20'5km; 8h).
Perfil de la etapa:
Hotel Aiguille de la Tza (1.860 m)
inicio sendero (2.085m; 3'5km; 1h)
inicio Glaciar Alto de Arolla (2.660m; 9km; 3:30h)
Coll Collon (3.087m; 12'5km;5:30h)
refugio Prarayer (2.010m; 20'5km; 8h)
Subida acumulada: 1.100m Bajada acumulada: 1.050m
Eran las 4:15 cuando llegué al refugio, totalmente empapado, frío y cansado; las botas, que habían aguantado bastante bien durante todo el día, acabaron humedeciéndose también en la última parte, al caminar entre la hierba de los prados próximos a las granjas. Me quité el anorak y el calzado en la zona habilitada en la entrada y enseguida el encargado del refugio, un chico muy amable, me acompañó a la zona de las lavadoras, en donde habían encendido unos radiadores y deshumidificadores. Allí colgué alguna ropa y me fui a la ducha, una buena ducha que me hizo revivir... Me di cuenta entonces de que la pequeña rozadura que tenía en el talón había aumentado... Bajé para poner también las botas en la "zona caliente", pero ya el encargado lo había hecho.
El refugio es muy bonito, cómodo, con buenos servicios y está en un lugar precioso. Incluso dispone de un jacuzzi al aire libre que algunas personas usaban bajo la lluvia. Me pareció que tenía pocas duchas, aunque yo siempre que quise usarla estaba libre. Y tiene un precio muy razonable, 48 €, incluyendo cena y desayuno.
Poco después de llegar yo lo hicieron un grupo de 7 jubilados franceses, también empapados.
Durante la cena, además del grupo, estábamos 2 francesas, que caminaban solas, 1 francés, 1 pareja de suizos y el gallego que siempre hay en todas partes. Las previsiones para el día siguiente no eran buenas y todos nos hacíamos cábalas sobre qué hacer. El encargado del refugio nos dijo que con lluvia el camino del día siguiente tenía partes bastante peligrosas, por el riesgo de sufrir caídas o torceduras, ya que había partes que estarían muy embarradas, otras en las que caminar por las piedras sería complicado y además había tramos de cuerdas y rampas metálicas en las que era fácil sufrir algún resbalón. Comenzó a hablarse de llamar un minibus de 8 plazas o un taxi (100 € tanto uno como otro para ir a Aosta), ya que en la proximidad no hay servicios regulares.
La cena era bastante buena y muy abundante, con una sopa estupenda y dos platos antes del postre.
Galería |
Día 5. refugio Prarayer - Breuil-Cervinia
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Durante la noche me desperté un par de veces con el ruido de la lluvia, por lo que me levanté pensando en que sería difícil seguir caminando, pero cuando me asomé a la ventana el cielo se veía azul y no llovía, por lo que bajé a desayunar con cierto ánimo. Pero cuando llegué al comedor los franceses junto con una de las chicas ya habían llamado a un minibus, de 8 plazas. El cielo azul solo se veía por una parte, pero la zona por la que se debía ascender aparecía oscura y cubierta de niebla en la cima.
El encargado había dicho que las previsiones eran de lluvia y niebla y que no era recomendable hacer esa etapa.
Finalmente la pareja de suizos, la otra chica y yo llamamos otro taxi para ir a Aosta. Antes tuvimos que ir caminando al borde del lago unos 5 km hasta llegar a la presa, en donde nos recogería.
Curiosamente, en Aosta hacía un día espectacular y muchísima calor. Mis acompañantes tenían otro destino y yo, con un transbordo en Chatillon, continué en autobús hasta Breuil-Cervinia; en total una vuelta de 90 km. En el trayecto subió una chica y no se muy bien la razón, creo que el conductor le recriminó que no estaba en una parada oficial, comenzó una discusión entre ellos. Al principio no le prestaba atención pero luego era imposible no hacerlo. Ella se levantaba para pedirle su nombre, él le gritaba que no le distrajese, al tiempo hacía una llamada con el móvil. La discusión se prolongó por minutos y en un momento el conductor paró el bus y se dirigió a su asiento para darle sus razones.. No había duda, estábamos en Italia.
Breuil es un pequeño pueblo volcado con la montaña, especialmente con el esquí, lleno de tiendas de deporte, restaurantes y hoteles. Se supone que desde aquí debería ver el Cervino por primera vez, pero la niebla impedía hacerlo totalmente.
Me hospedé en el hotel Meuble Joli. La habitación es un tanto impersonal, pero estaba muy limplia, luminosa y con una buena ducha; además está muy bien situado, en la calle principal. Tiene una pequeña sala común con mucha información de la zona. Y muy buen precio, 45€ una habitación individual, incluido un estupendo desayuno. Una buena opción para una noche.
No tenía bien el estómago ese día y me apetecía comer algo suave, así que me di un paseo por el pueblo, muy tranquilo, mirando las cartas de varios restaurantes y realmente es difícil encontrar un plato suave. Las cartas están plagadas de platos con queso y carne. Al final me tuve que tomar una sopa minestrone, de sobre, en una pizería..
De nuevo había comenzado a llover, así que fui a pedir información en la oficina de turismo, en la que están también los guías de montaña y allí me dijeron que las previsiones para el día siguiente no eran buenas, que seguramente llovería o incluso podía nevar y que tampoco necesitaría grampones para este glaciar pero que era recomendable encordarse (complicado en mi caso) o contratar un guía (400 €!!). Salí un poco preocupado y decidí que el primer tramo de subida hasta el glaciar lo haría en el telecabina, para evitar una subida larga y monótona que sigue el recorrido de los telesillas, sin un interés especial. Cuando volvía de enterarme de los horarios me encontré con el grupo de jubilados franceses. Charlando con ellos me dijeron que tenía contratado un guía y les propuse pagar una parte e ir juntos, pero ellos habían contratado el tour completo con una empresa francesa que les facilitaba los guías cuando los necesitaban, pero me dijeron que podía ir detrás de ellos, a una distancia prudencial. Eso me quitó toda la preocupación y me cité con ellos a la hora de salida en el telecabina.
Todavía me fui a dar un paseo hasta una pequeña laguna cerca del pueblo, el lago Blu.
Desde allí hay una buena vista del Cervino, y aunque la niebla que lo cubría cuando llegué se retiró por momentos no conseguí tener una visión completa del pico desde el lado italiano. Cuando volvía al pueblo la rozadura en el talón era cada vez más molesta y tuve que ir al hotel para reventar la ampolla que se me había formado atravesándola con una aguja e hilo empapados en alcohol. Entre esto y el estómago empezaba a pensar que quizás no hubiese pasado hoy un buen día en la montaña.
De nuevo di una vuelta buscando una cena no muy copiosa y me elegí una sopa y unas alcachofas. La sopa tenía una espesa capa de queso encima, que además no estaba nada buena y las alcachofas venían acompañadas por un montón de gambas (de esas congeladas y peladas) absolutamente insípidas, o peor, y una salsa, con queso, que tuve que retirar para tomar la alcachofa. Una cena malísima y encima, con un vaso de vino, casi 30 €...
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Día 6. Breuil-Cervinia - Zermatt
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Etapa 3. Breuil-Cervinia - Zermatt
A las 8:45 salía en el telecabina (21 €) con el grupo de jubilados hasta el Plateau Rosa o Testa Grigia (3.400m). Cabe la posibilidad de bajarse antes en Plan Maison y luego seguir a pie hasta el refugio Theodulpass.
Eran las 9:45. El grupo y yo eramos los únicos que íbamos a bajar hasta Zermatt. Mientras ellos se encordaban con el guía unos metros más adelante en ese momento pensé que sería difícil si estuviese solo. Tenía el track en el gps, pero salía desde el refugio, casi 2 km más abajo y no tenía claro como llegar allí.
Al poco de comenzar a caminar me dí cuenta de que en realidad no era tan difícil, solamente tenía que descender siguiendo la pista de esquí hasta la altura del refugio y luego continuar por debajo de los telesillas, casi en línea recta. Desde luego en absoluto eran necesarios grampones y la única dificultad era evitar pequeños arroyos que se formaban por el deshielo y que a veces obligaban a separarse un poco de las torretas de los telesillas. Esto podría ser un problema con niebla, pero ese día toda estaba en el entorno de la cima del Cervino, que impedía contemplarlo, pero en la zona en la que caminaba lucía el sol y el cielo estaba totalmente despejado.
Se llega así al final del glaciar, en la zona de Trockener Steg (2.939m; 14km; 1:15h). Poco después comienza el descenso hacia Zermatt, siguiendo las indicaciones de Furggy y Furi. Al poco de iniciar el descenso de nuevo comenzó a llover de manera muy intensa. No saqué el anorak pensando que duraría poco, pero enseguida lo que caía era granizo, con tal virulencia que llegaban a doler los impactos en la cara, así que tuve que ponerme el anorak y la capucha bien abrochada para proteger la cara. Fueron casi 2 horas de lluvia y de nuevo estaba empapado, pero en este caso, tras la lluvia de nuevo apareció el sol. Los jubilados marchaban delante de mi a un ritmo endiablado y así pronto llegamos a los primeros pueblos del valle. Hay varias opciones para llegar a Zermatt, yo elegí la que pasa por Zum See (1.720m, 11'3km; 3:30h), una aldea preciosa de casas de madera muy peculiares. Curiosamente también había una especie de hórreos, en versión suiza.
Poco después llegaba a Zermatt (1.600m; 13'5km; 4h), a mis espaldas se alzaba el Cervino, todavía con el pico cubierto por la niebla. Empezaba a pensar que no llegaría a verlo.
Perfil de la etapa:
Plateau Rosa (3.400 m)
Trockener Steg (2.939m; 14km; 1:15h)
Zum See (1.720m, 11'3km; 3:30h)
Zermatt (1.620m; 13'5km; 4h)
Subida acumulada: 100m Bajada acumulada: 1.800m
Me alojé en el albergue juvenil, Hostelling International, de Zermatt. Un moderno edificio, limpísimo y que funcionaba con eficacia suiza. En recepción tienes que recoger una sábana bajera, la funda del edredón y la del almohadón, que devolverás antes de marcharte. Además cada habitación, con 6 literas, tiene una llave propia y una taquilla individual para cada persona. Me pareció que había pocas duchas por planta, teniendo en cuenta que el servicio estaba en el mismo espacio que la ducha, aunque yo siempre que quise utilizarla estaba libre. Y un precio muy razonable: 45 CHF, incluido un muy buen desayuno.
La cena también es bastante buena, con una sopa buenísima (que bien me habría venido ayer) en las típicas marmitas que se ven especialmente en los países nórdicos y que más de una vez nos resolvieron una comida o una cena (porque son buenas y muy consistentes y lo único de precio asequible por esos lares). Y por un precio imbatible en Zermatt, 17 CHF. Y además puedes pedir cerveza a precios muy razonables (creo que eran 4€, inigualable en Suiza).
Había leído muchas cosas sobre Zermatt, un ejemplo de pueblo sostenible, donde solo circulan coches eléctricos, los demás hay que dejarlos en un aparcamiento a unos kilómetros del pueblo, y luego trasladarse en taxi, algunos con capacidad de hasta 8 personas, pero carísimos si no vas en grupo. Para una persona costaba más de 20 €, según me explico un taxista con el que hablé, en portugués. Curiosamente en otro momento hablé con otro, también portugués.
Sin embargo, me decepcionó un poco Zermatt. Desde luego, el enclave es espectacular y cuando la niebla no lo impide tienes la silueta del Cervino presente casi desde cualquier lugar, pero el pueblo en sí no me resultó especialmente atractivo. Y caro, en cualquier restaurante un plato principal difícilmente baja de los 30 €. Si le añades vino, ni te cuento...
Me pareció demasiado volcado en el turismo, con muchos comercios para un lugar tan pequeño, incluso al río me pareció que le restaba encanto el hecho de estar tan perfectamente canalizado a lo largo de todo el recorrido por el pueblo. Aunque es indudable que también tiene atractivos; por ejemplo, los dos cementerios en el centro del pueblo, uno de ellos dedicado a alpinistas muertos en la montaña.
Galería |
Día 7. Zermatt - Schwarzsee - Zermatt - Lausana
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Cuando llegué al comedor y desde la ventana vi el Cervino (el Matterhorn en Suiza) me quedé un rato mirándolo, hacía un día preciosos, sin una sola nube, y ahí estaba, en todo su esplendor. Me senté a desayunar sin perderlo de vista, y por cierto, de nuevo había sopa, además de muchas otras cosas.
Hoy no iba a hacer una etapa del tour. En un principio había pensado en hacerla, siguiendo hasta St. Niklaus, para luego volver en tren, pero Eric, el chico suizo con el que había compartido el taxi desde Prarayer, que conocía muy bien toda la zona, me recomendó hacer el Matterhorn trail, una etapa circular desde Zermatt que se acerca a la base del Cervino. Y realmente merece la pena, es una forma de acercarse tanto como quieras al Cervino, con unas vistas realmente impactantes.
En un principio tenía intención de quedarme esa noche en Zermatt pero finalmente decidí irme por la tarde en el tren a Lausana. Es bastante caro (88 CHF) y estuve estudiando otras opciones, pero desde allí solamente se puede salir en tren o coche particular. Pensé en el autostop, pero para llegar al aparcamiento hay unos 4 km y los taxis son caros, y si no había suerte tendría que volver.... Otra opción era ir en tren a Visp (44 CHF por solo 35 km) y desde allí en Blablacar pero no había ninguno ese día. Por tanto, en tren.
Etapa 4. Zermatt - Schwarzsee - Zermatt
Como cogería el tren de las 15:30 decidí hacer la subida en teleférico y eso hacía a las 8:30. Se puede disfrutar de unas hermosas vistas del valle, con los pueblecitos de Zmutt y Zum See y en un determinado momento, después de rebasar una loma te encuentras frente a tí el impresionante Cervino, es una visión maravillosa.
Eran casi las 9:00 cuando bajaba del teleférico en Schwarzsee (2.583m), con un día precioso, sin una sola nube, y a cualquier lado que mirase el paisaje de montaña era abraiante (ya he dicho maravilloso, hermoso, precioso, impactante....) En la cima hay un restaurante, pero era lo que menos me interesaba del lugar.
Me alejé un poco hacia una pequeña laguna próxima en el inicio del descenso hacia Zermatt, la rodeé, volví un poco atrás sin dejar de mirar el pico, que desde aquí ofrece su conocida perspectiva piramidal, y ya llevaba allí un buen rato cuando decidí comenzar el descenso, pero entonces me fijé en que el sendero que sube hacia el refugio Hörnlihütte (3.220m; 2:15 h) en la misma base del Cervino (4.478m).
No tenía tiempo para subir, pero vi que después de una primera subida había una especie de planicie y decidí subir hasta allí. Es menos de media hora, con bastante pendiente, y se llega a una zona llana, a 2.620m, desde donde tienes el pico al alcance de la mano. Allí estuve un largo rato sin ser capaz de marcharme. Hay un banco en el que me tumbé sin dejar de mirar al pico. Vi alguna avioneta que lo rodeaba, aparecieron pequeñas nubes que lo cubrían hasta hacerlo invisible para enseguida dejarlo de nuevo al descubierto, y también en algún momento resultaba imposible no traer a la mente la conocida imagen del logotipo de Toblerone; y si mirabas a cualquier otro lado tenías una imagen de los Alpes difícil de olvidar.
Eran casi las 10:30 cuando decidí descender, pero esto no implica perderlo de vista sino que poco a poco se va viendo otra cara. Enseguida una nube se pegó a la cara que yo estaba viendo desde la cima y ya no se separó pero, afortunadamente, en ningún momento se cubrió la que ahora tenía frente a mí. El camino de bajada está bien señalizado, es cómodo y muy bonito. Alguna gente sube las bicis en el teleférico para luego hacer el camino de bajada, aunque también hay valientes que suben con la bici, por el mismo camino de bajada.
A 1 hora aproximadamente de la cima hay una agradable restaurante, Stafelalp, con una terraza que, por supuesto, tiene vistas al Cervino, pero caro como es habitual. Unos 15 minutos después llegué a Biel (2.140m; 3'7km; 1:30h), apenas unas pocas cabañas de madera, una de ellas tiene unos bancos y mesas delante.
No tenía intención de pararme, pero el lugar era muy agradable, vi que un grupo de franceses tomaban unas cervezas muy fresquitas y no cedí a la tentación. Me dirigí a la cabaña a pedir una cerveza y vi que el dueño tenía un queso con un aspecto irresistible, le pregunté por él y me dijo que era para poner en la sopa que estaba haciendo, vamos que no lo tenía para la venta. Me fui a tomar la cerveza con un bocata que llevaba, pero volví a pedirle al dueño si me vendía un trozo de queso para acompañar la cerveza, a lo que respondió cortando una generosa ración y me dijo que me lo llevase, gratis. Insistí para que me lo cobrase pero fue una agradable sensación pensar que en Suiza se puede conseguir algo gratis. No solo eso, también los franceses me invitaron a probar el queso que traían, Tomme de Savoie, mejor todavía que el suizo.
Poco después se cruza una presa y ya pronto llegamos a la encantadora aldea de Zmutt (1.920m; 6'5k; 2:15h), con varios restaurantes muy acogedores, que estaban llenos en ese momento.
Un cartel en el camino informa sobre un increible proyecto que se intentó realizar a finales del sigo XIX: construir una especie de funicular que llevaría hasta la cima del Cervino. Afortunadamente, montañeros, ecologistas y físicos se movilizaron contra el proyecto que nunca llegó a iniciarse.
Ya solo queda una agradable paseo con poca pendiente hasta llegar a Zermatt (1.620m; 10km; 3h), al mismo punto al que había llegado el día anterior. Me di la vuelta para admirar de nuevo el increible Cervino.
Perfil de la etapa (sin incluir la pequeña subida hacia el Cervino):
Schwarzsee (2.583m)
Biel (2.140m; 3'7km; 1:30h)
Zmutt (1.920m; 6'5k; 2:15h)
Zermatt (1.620m; 10km; 3h)
Subida acumulada: 0m Bajada acumulada: 1.000 m
En un principio tenía intención de quedarme esa noche en Zermatt pero finalmente decidí irme por la tarde en el tren a Lausana. Es bastante caro (88 CHF) y estuve estudiando otras opciones, pero desde allí solamente se puede salir en tren o coche particular. Pensé en el autostop, pero para llegar al aparcamiento hay unos 4 km y los taxis son caros, y si no había suerte tendría que volver.... Otra opción era ir en tren a Visp (44 CHF por solo 35 km) y desde allí en Blablacar pero no había ninguno ese día. Por tanto, en tren.
Etapa 4. Zermatt - Schwarzsee - Zermatt
Como cogería el tren de las 15:30 decidí hacer la subida en teleférico y eso hacía a las 8:30. Se puede disfrutar de unas hermosas vistas del valle, con los pueblecitos de Zmutt y Zum See y en un determinado momento, después de rebasar una loma te encuentras frente a tí el impresionante Cervino, es una visión maravillosa.
Eran casi las 9:00 cuando bajaba del teleférico en Schwarzsee (2.583m), con un día precioso, sin una sola nube, y a cualquier lado que mirase el paisaje de montaña era abraiante (ya he dicho maravilloso, hermoso, precioso, impactante....) En la cima hay un restaurante, pero era lo que menos me interesaba del lugar.
Me alejé un poco hacia una pequeña laguna próxima en el inicio del descenso hacia Zermatt, la rodeé, volví un poco atrás sin dejar de mirar el pico, que desde aquí ofrece su conocida perspectiva piramidal, y ya llevaba allí un buen rato cuando decidí comenzar el descenso, pero entonces me fijé en que el sendero que sube hacia el refugio Hörnlihütte (3.220m; 2:15 h) en la misma base del Cervino (4.478m).
No tenía tiempo para subir, pero vi que después de una primera subida había una especie de planicie y decidí subir hasta allí. Es menos de media hora, con bastante pendiente, y se llega a una zona llana, a 2.620m, desde donde tienes el pico al alcance de la mano. Allí estuve un largo rato sin ser capaz de marcharme. Hay un banco en el que me tumbé sin dejar de mirar al pico. Vi alguna avioneta que lo rodeaba, aparecieron pequeñas nubes que lo cubrían hasta hacerlo invisible para enseguida dejarlo de nuevo al descubierto, y también en algún momento resultaba imposible no traer a la mente la conocida imagen del logotipo de Toblerone; y si mirabas a cualquier otro lado tenías una imagen de los Alpes difícil de olvidar.
Eran casi las 10:30 cuando decidí descender, pero esto no implica perderlo de vista sino que poco a poco se va viendo otra cara. Enseguida una nube se pegó a la cara que yo estaba viendo desde la cima y ya no se separó pero, afortunadamente, en ningún momento se cubrió la que ahora tenía frente a mí. El camino de bajada está bien señalizado, es cómodo y muy bonito. Alguna gente sube las bicis en el teleférico para luego hacer el camino de bajada, aunque también hay valientes que suben con la bici, por el mismo camino de bajada.
A 1 hora aproximadamente de la cima hay una agradable restaurante, Stafelalp, con una terraza que, por supuesto, tiene vistas al Cervino, pero caro como es habitual. Unos 15 minutos después llegué a Biel (2.140m; 3'7km; 1:30h), apenas unas pocas cabañas de madera, una de ellas tiene unos bancos y mesas delante.
No tenía intención de pararme, pero el lugar era muy agradable, vi que un grupo de franceses tomaban unas cervezas muy fresquitas y no cedí a la tentación. Me dirigí a la cabaña a pedir una cerveza y vi que el dueño tenía un queso con un aspecto irresistible, le pregunté por él y me dijo que era para poner en la sopa que estaba haciendo, vamos que no lo tenía para la venta. Me fui a tomar la cerveza con un bocata que llevaba, pero volví a pedirle al dueño si me vendía un trozo de queso para acompañar la cerveza, a lo que respondió cortando una generosa ración y me dijo que me lo llevase, gratis. Insistí para que me lo cobrase pero fue una agradable sensación pensar que en Suiza se puede conseguir algo gratis. No solo eso, también los franceses me invitaron a probar el queso que traían, Tomme de Savoie, mejor todavía que el suizo.
Poco después se cruza una presa y ya pronto llegamos a la encantadora aldea de Zmutt (1.920m; 6'5k; 2:15h), con varios restaurantes muy acogedores, que estaban llenos en ese momento.
Un cartel en el camino informa sobre un increible proyecto que se intentó realizar a finales del sigo XIX: construir una especie de funicular que llevaría hasta la cima del Cervino. Afortunadamente, montañeros, ecologistas y físicos se movilizaron contra el proyecto que nunca llegó a iniciarse.
Ya solo queda una agradable paseo con poca pendiente hasta llegar a Zermatt (1.620m; 10km; 3h), al mismo punto al que había llegado el día anterior. Me di la vuelta para admirar de nuevo el increible Cervino.
Perfil de la etapa (sin incluir la pequeña subida hacia el Cervino):
Schwarzsee (2.583m)
Biel (2.140m; 3'7km; 1:30h)
Zmutt (1.920m; 6'5k; 2:15h)
Zermatt (1.620m; 10km; 3h)
Subida acumulada: 0m Bajada acumulada: 1.000 m
Galería |
Día 8. Lausana - Ginebra - Santiago
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Todavía tuve tiempo para ver una exposición antes de coger un Blablacar que me llevaría al aeropuerto de Ginebra. Curiosamente también hoy la charla transcurrió en portugués, ya que el conductor era de Cabo Verde. Hablando de lo caro que es vivir en Suiza él me dijo que era especialmente difícil si no tenías un trabajo, pero no tanto si tenías la fortuna de estar trabajando. Y eso parece a tenor de los datos; por ejemplo, me decía que un camarero en un puesto básico podía ganar unos 3.000 €, lo que al menos duplica y en muchos casos triplica a lo que puede ganar en España. También la chica alemana con la que que compartí el taxi en el refugio Prarayer me había dicho que ella, como maestra, ganaba más de 6.000 € y me hablaba de profesores que ganaban unos 10.000€. No se si todo esto es así o si hay matices que añadir, pero parece que las diferencias de sueldo son notorias. Y es cierto que la vivienda es cara, pero por lo que he podido saber no es más del doble y según con que ciudades se compare, a veces ni eso. En fin, que después de todo va a resultar que Suiza no es tan cara, sino que nosotros estamos muy mal pagados...
Una escala un poco pesada en Madrid y era casi medianoche cuando llegué a Santiago, con el Cervino todavía en la retina...